Las playas que hoy os traigo no hace mucho que las utilizo,
y fueron todo un descubrimiento en su día.
Las pongo juntas porque, aunque son completamente
diferentes, son continuación la una de la otra.
Se localizan en el concejo de Gozón, muy cercanas ya al CaboPeñas, y se accede desde el pueblo del mismo nombre que la playa: Viodo. Yo
recomiendo dejar el coche aparcado en este pueblo y bajar dando un paseo. Esos
michelines y esos culos fláccidos que ostentamos la mayoría nos lo agradecerán,
nos bajará el azúcar y el colesterol, y trabajaremos el corazón de 2 maneras
diferentes, la puramente médica, aumentando nuestra capacidad vital y
previniendo las enfermedades cardiovasculares, y, también muy importante para
la salud, alegrándolo con las vistas preciosas de la costa, que desde el coche
se pierden.
Sea como sea, se atraviesa todo el pueblo, y al final del
todo, un camino hormigonado se desvía hacia la izquierda. Después de ¼ de hora,
si venimos andando, o unos minutos, en coche, llegamos a un pequeñísimo
aparcamiento. Cuidado al aparcar, no es el 1º que se deja los bajos del coche
en el intento.
Ya solo nos queda bajar por un repechillo facilón, y
llegamos a Viodo. Esta la panorámica desde el aparcamiento, la 1ª Viodo, después Arnielles.
Viodo es una pequeña playa de arena dorada, tranquilísima y
con el agua muy calma, por lo que los baños aquí serán una delicia. El único
problema que presenta es que por su orientación le llegan las porquerías que
quedan de los pescadores, es decir, la playa está muy limpia, pero sí que tiene
restos de bidones, cajas de madera, etc... aún así, merece la pena.
Además, es una playa muy conocida por los geólogos, ya que
la parte Oeste presenta restos de basaltos volcánicos, restos de una erupción paleozoica,
contrastando con el resto de la playa, que tiene basamento calizo. Una foto de la playa de Viodo:
Pero lo mejor está siguiendo la playa de Viodo, hasta el
final, atravesando un ameno pedrero, pues si continuáis esta playa hacia la
derecha (hacia el SE), os vais a encontrar con una playa virtual, una de las
muchas que existen en Asturias, y que solo usamos los “connaisseurs” de las
mareas asturianas.
Efectivamente, la playa de Arnielles, enorme concha lineal
de casi 1 kilómetro de largo, solo existe en marea baja, desapareciendo bajo
las aguas el resto del tiempo. Esto implica que esta magnífica playa solo debe
visitarse con la marea bajando, o baja, ya que en marea alta ni la
distinguiríamos, y en marea subiendo, nos podría pillar el agua, y no hay
escapatoria fácil por el acantilado.
En un lateral de este blog, entre los enlaces recomendados,
tenéis una estupenda web con las gráficas de mareas actualizadas, no hay
excusa...
Bueno, pues la playa de Arnielles, si la encontráis, es una
gozada. Tiene una superficie de piedritas muy pequeñas, nada molestas,
pizarritas de unos milímetros de diámetro, al echarse en la toalla notaréis un
agradable masaje, si hizo sol antes de llegar, con estas piedras calientes, la
sensación es increíble.
Cuando os acerquéis desde Viodo veréis unas tremendas
formaciones geológicas que bajan desde la ladera, y que no tienen nada que ver
con el terreno que dejamos en Viodo. Se trata de pizarras, y presentan tal
contraste con las calizas de Viodo, que esta playa ha sido la elegida en la
facultad de geológicas durante años como representativa de estos períodos.
Veréis sinclinales enteros tumbados desde la arena, y si partís las lajas de
pizarra veréis hierro auténtico, en forma de gránulos de óxido, de manera tan
clara que deberíais saber que la siguiente playa, si camináis hacia el final de
Arnielles, es la playa de Llumeres, conocidísima por tener una mina de hierro
ya cerrada en la propia playa, y porque hasta tiempos relativamente recientes
se cargaba desde el mar el hierro que se extraía de ella.
La playa de Arnielles es una delicia de silencio y de
tranquilidad. Nunca he coincidido con más de 3 personas, así que tenéis
garantizados al menos 300 metros de playa para vosotros solos, los paseos son
obligados, pero aún hay más.
La ventaja de ser una playa que cubre la marea 2 veces al
día es doble: la playa está limpísima (lógico), y los pedreros que quedan con
la marea baja bullen de vida, está lleno de charcos en los que los niños y no
tan niños pueden explorar y extraer momentáneamente su propio acuario
particular.
Hay varias entradas al mar que hacen de piscinas naturales,
algunas hasta con trampolín de roca para chapuzar.
Sin ser una playa oficialmente nudista, es de esas playas en
las que es innecesario pensar si se puede o no: si a alguien le apetece,
adelante, no hay nadie que moleste o a quien molestar, incluso para los
pudorosos, las distancias entre toallas son tan enormes que un buen baño
integral de sol, o un chapuzón sin el incordio del bañador son posibles sin
delatar nuestra presencia al resto de robinsones que puedan llegar a esta isla
de paz.
Tan tranquila es que recomiendo esta playa en especial para
aquellos que necesiten tirarse en una arena vacía de ruidos y de preocupaciones,
las siestas son prodigiosas, y sentir que en pleno verano, época que recomiendo
para su visita, aún hay playas kilométricas totalmente vacías, es una
recompensa para el alma a la que nadie debería renunciar.
Sé de algunos que si pudiesen, privatizarían playas como
esta. A por ella, aún es toda nuestra.
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