sábado, 29 de septiembre de 2018

Salinas de Calpe

Asombrado me quedé cuando llegamos a las salinas de Calpe.
Sabíamos que estaban en pleno casco urbano de esta localidad alicantina, pero lo que fue un agradable paseo tomando un helado antes de ir a la playa se convirtió en una maravilla cuando llegamos.








Pues estas son las salinas de Calpe. Ni me las imaginaba tan grandes ni tan llenas de bichos.










Mucho menos teniendo en cuenta que 50 metros detrás de esta imagen está esta otra estampa turística, con el Peñón de Ifach presidiendo la panorámica.











Casi un centenar de flamencos comunes (Phoenicopterus roseus), la mayoría inmaduros, aunque alguno había adulto, como este.













La gran mayoría no había llegado a la edad adulta, y eran los que más se acercaban al "observatorio" (una concurrida avenida...)











Comían a escasos metros de la carretera, yo no me creía lo que estaba viendo. A veces te acercas a centenares de metros de los flamencos y vuelan, y en esta ocasión, casi se podían tocar con la mano.








Siempre fruncimos el ceño cuando alguien con un móvil intenta sacarle fotos a las aves, pero en este caso los muchos turistas que paraban se llevaban una bonita estampa para casa.












Además de los flamencos, algunas limícolas, como chorlitejos grandes que estaban lejos y algún andarríos chico (Actitis hypoleucos).









Deben criar las cigüeñuelas (Himantopus himantopus), pues además de varios adultos...











...se veían varios juveniles.













Para mayor interés, había 5 flamencos anillados, todos de 2017, 2 franceses, KNHP y KNCP.











De La Camarga.















Y 3 andaluces. Por confirmar, pero de los 3 principales puntos: Doñana, Fuentepiedra y Marismas del Odiel. 2NPC...

















...9ACT...














...y 2PJP.














Además, algunos fumareles, gaviotas patiamarillas y reidoras (Chroicocephalus ridibundus)...un paseo bien amortizado.











domingo, 23 de septiembre de 2018

El Hondo: Algunas libélulas.

Sin duda, la más espectacular que encontramos fue Orthetrum trinacria, con muchos ejemplares.














Había un par de hembras desovando.


















Depositaban los huevos en las zonas poco profundas, con abundante vegetación subacuática.







Los machos patrullaban muy activamente, eran rápidos y parecían agresivos respecto a otros ejemplares.













Otra especie abundante, la Crocothemis erythraea, en este caso un macho.










En cuanto a los caballitos del diablo, aparecía la Ischnura, posiblemente de la especie graellsii, aunque podría ser una elegans, en todo caso es difícil para mis conocimientos.

sábado, 22 de septiembre de 2018

El Hondo: Lagunas del Centro de Interpretación

Los amables técnicos de El Hondo me habían comentado que me pasase por las lagunas acondicionadas alrededor del centro de interpretación porque se encontraban muchas especies más cerca que en el propio pantano y además había buenas condiciones para fotografiarlas, y aunque no muy convencido, para allá nos fuimos y desde luego es de agradecer el consejo.








Estas charcas están muy bien cuidadas, hay una minireserva muy interesante de flora, y además el recorrido enlaza diferentes hábitats entre lagunas.












Desde luego la especie estrella, una vez que constatamos que no había ninguna cerceta pardilla en aquel momento, fue la focha moruna (Fulica cristata). Nunca había visto una en libertad, y conseguimos ver hasta 6 ejemplares en las distintas lagunas.






Lo mejor fue ver un pollito, que aunque sea sólo uno, merece la pena en esta especie tan amenazada de extinción.










Aunque tienen fama de esquivas, se pudo observar a los ejemplares bastante bien...













...pero sin duda este ejemplar se llevó la palma, colocándose durante unos minutos interminables justo delante nuestro. Al estar protegidos por la vegetación, pudimos disfrutar de sus evoluciones a menos de 5 metros, un sueño hecho realidad.












Por muchos vídeos o fotos que hayas visto, tener a esta focha delante no tiene nada que ver, los "cuernos" destacan una barbaridad, y las diferencias que a distancia se difuminan, como el color grisáceo del pico, o el diferente grado de penetración del plumaje negro en el escudete, que lo separan de la focha común, se hacen evidentes.










Se alimentaba freneticamente en la vegetación de la charca, sacudiendo el pico cada vez que arrancaba la materia vegetal para poder tragarla mejor.









Os pongo un cutrevídeo.















Nos comentaba un técnico que el proyecto de reintroducción de la Comunidad valenciana de esta especie, que ha liberado varios ejemplares en los últimos años, especialmente en La Albufera, ha ayudado a que haya en El Hondo una población estable.





Además, se han hecho actuaciones para mejorar el hábitat y la alimentación de la focha moruna, que también han favorecido su presencia.










Una pasada de especie.













A su alrededor, muchas fochas comunes (Fulica atra), que pasaban desapercibidas  con las morunas. Parece increíble lo complicado que es separar estas especies a distancia, y esto es un problema, en especial por la caza, que no discrimina a unas y otras, y accidentalmente se acaba con la moruna.








De otras especies, podemos reseñar al avetorillo (Ixobrychus minutus), que es todo un equilibrista del carrizo.












Seguramente había muchos, pero es una especie muy difícil de encontrar por ser muy críptica.











El calamón (Porphyrio porphyrio) también pululaba entre el carrizo, viéndose 3 ejemplares, difícilmente fotografiables por sus costumbre esquivas.











Los observatorios están a lo largo de la ruta perimetral y cubren mucha superficie.













Garcillas cangrejeras, garcetas comunes, ánades azulones, gallinetas comunes...unos días antes se habían visto flamencos.











Curiosamente, había pocas anátidas aparte de los azulones, como este porrón europeo (Aythya ferina).

miércoles, 19 de septiembre de 2018

El Hondo: Pantano de Ponent

Cuando llegamos no nos imaginábamos lo grande que era este pantano, así que elegimos una zona de observación lo más amplia posible, en el Pantano de Ponent. Esto nos dio la ventaja de ver pasar muchas aves, pero por desgracia, lejos, con lo que las condiciones de observación se resintieron. Con todo, algunas especies, como la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides) se pudieron ver muy pero que muy de cerca.




Encontramos varios ejemplares, lo difícil fue poder verlas bien entre el carrizo.














En los breves instantes en los que atravesaban de una masa de agua a otra pudimos disfrutar de esta garza tan colorida.












A veces lo único que veíamos era la explosión de contraste de sus alas blancas al echar a volar.







Toda una especialista en este hábitat.














Otra de las especies que se vieron cerca fueron las malvasías cabeciblancas (Oxyura leucocephala) aunque por desgracia la media docena de ejemplares que vimos eran todas hembras o inmaduros.









No es fácil seguir a estas anátidas entre tanta inmersión.












En contraste con los machos, las hembras son muy poco coloridas aunque siguen siendo unos patos muy curiosos.










Más lejanos, pasaban grupos de fumareles cariblancos (Chlydonias hybrida), muy pocos se posaron.









Más abundantes, las gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus).











Muy altos nos pasaron grupos de moritos (Plegadis falcinellus).












La población debe ser relativamente abundante: no se veían entre la vegetación, pero el gran tamaño del pantano, y con la escasa superficie que dominábamos con los prismáticos, pudimos ver varios bandos.











Acostumbrado a ver a las palomas torcaces (Columba palumbus) asociada en Asturias a bosques y arbolado, me sorprendió su abundancia sobre los carrizales.











Más oídas que vistas, las cigüeñuelas (Himantopus himantopus).








Aunque lejanos, una buena representación de los zampullines chicos (Tachybaptus ruficollis).
No fotografiados, garzas reales e imperiales, garcetas comunes, garcillas bueyeras, carriceros comunes...








Un lugar duro por los mosquitos, el calor y las largas distancias a recorrer entre el carrizo para llegar a los observatorios, pero mereció la pena.
Después nos iríamos a las charcas cercanas al centro de interpretación de El Hondo, y allí sí que disfrutamos de lo lindo.