A finales del mes pasado seguían llegando a Asturias muchas lavanderas boyeras (Motacilla flava).
En este caso, las más cercanas y abundantes que me encontré por Peñes fueron las de la subespecie iberiae (las nuestras).
La más fotogénica, esta hembra, posó como una profesional.
Criarán aquí durante la primavera-verano.
La pareja, el macho, me echó una maldición y consiguió desintonizarme el autofoco, así de borroso salió.
A escasos metros, 2 ejemplares de la raza centroeuropea, flava.
Se ven en paso muchos ejemplares, camino del Norte.
Aquí, pasando detrás de una thunbergi.
sábado, 30 de junio de 2018
miércoles, 20 de junio de 2018
Faisanes al descubierto
Cada día es más fácil toparse con faisanes comunes (Phasianus colchicus) en el entorno del Cabu Peñes.
Casi en cualquier lugar se oye su voz, aunque es más complicado verlos bien, siendo los encuentros casi siempre breves, saliendo de su escondite con estrépito y escondiéndose rápido entre la vegetación.
A los machos es imposible no verlos a centenares de metros con este plumaje.
Como especie cinegética más o menos asilvestrada procedente de sueltas, es cuestionable que la consideremos una ave salvaje. Desde luego hay ejemplares que conservan su instinto y huyen en cuanto ven peligro, pero hay otros que muy probablemente sean presa fácil de cazadores, de los de escopeta y de los de pelo rojo y cola larga.
Hace unas semanas, en Coneo, desprovisto el terreno de vegetación, y con el maizón recién plantado, era fácil seguirles el rastro mientras buscaban semillas. A este ejemplar hembra, su camuflaje no le servía de nada.
Dan un toque de color al paisaje, y buenos sustos cuando casi los pisas y salen en tromba, pero personalmente no me gusta mucho soltar especies de granja para ser cazadas. Los ejemplares que sobrevivan si consiguen reproducirse crean poblaciones muy lejos de sus lugares de origen que no tienen ningún sentido ni beneficio para el ecosistema.
A escasos 10 metros de donde estaban los faisanes, mucho más discretos y conservando energía y camuflaje, un grupo de limícolas de paso se escondían entre la hierba.
Solamente después de un buen rato pude descubrir a un grupín de chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula) y correlimos comunes (Calidris alpina), camino del Norte.
Casi en cualquier lugar se oye su voz, aunque es más complicado verlos bien, siendo los encuentros casi siempre breves, saliendo de su escondite con estrépito y escondiéndose rápido entre la vegetación.
A los machos es imposible no verlos a centenares de metros con este plumaje.
Como especie cinegética más o menos asilvestrada procedente de sueltas, es cuestionable que la consideremos una ave salvaje. Desde luego hay ejemplares que conservan su instinto y huyen en cuanto ven peligro, pero hay otros que muy probablemente sean presa fácil de cazadores, de los de escopeta y de los de pelo rojo y cola larga.
Hace unas semanas, en Coneo, desprovisto el terreno de vegetación, y con el maizón recién plantado, era fácil seguirles el rastro mientras buscaban semillas. A este ejemplar hembra, su camuflaje no le servía de nada.
Dan un toque de color al paisaje, y buenos sustos cuando casi los pisas y salen en tromba, pero personalmente no me gusta mucho soltar especies de granja para ser cazadas. Los ejemplares que sobrevivan si consiguen reproducirse crean poblaciones muy lejos de sus lugares de origen que no tienen ningún sentido ni beneficio para el ecosistema.
A escasos 10 metros de donde estaban los faisanes, mucho más discretos y conservando energía y camuflaje, un grupo de limícolas de paso se escondían entre la hierba.
Solamente después de un buen rato pude descubrir a un grupín de chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula) y correlimos comunes (Calidris alpina), camino del Norte.
viernes, 8 de junio de 2018
Censando por la Providencia
El tramo entre la playa gijonesa de Serín y el parque de La Providencia, que censo cada año en primavera, estaba a finales de mayo lleno de pequeñas aves muy interesantes a pesar de ser muy comunes. Además de las thunbergi que traje en la última entrada, pude ver algo más valioso como es ver que ya había varias especies sacando pollos volanderos, como estos pequeñines de tarabilla común (Saxicola rubicola).
Como es habitual, la familia (aquí el papá) estaba muy cerca, y formarán simpáticos grupos familiares durante todo el verano.
Otros que crían en los matorrales (en un lugar donde estaba previsto crear una zona húmeda) son los carboneros comunes (Parus major). Casi igual de cucos eran los 4 pollos que andaban por allí la mar de curiosos.
Los hermanitos todavía tenían plumón en el plumaje.
Los zarceros comunes (Hippolais polyglotta) cantando a todo volumen su loca sinfonía, ya llevan una década justo en el mismo metro cuadrado.
Otros que no paran de criar año tras año, son los mirlos comunes (Turdus merula).
Los pardillos comunes (Carduelis canabina) este año abundan en la zona, en grupos de más de una docena buscando semillas en los bordes de los caminos.
Es curioso que en este parque seleccionen las zonas recién segadas, supongo que les facilita la labor alimenticia.
Del mismo género y parecidos gustos culinarios, los jilgueros (Carduelis carduelis), muy abundantes también, menos accesibles y terrestres.
Otro fringílido residente (aunque no en invierno), el verdecillo (Serinus serinus).
La tórtola turca (Streptopelis decaocto), en los mismos cables cada año...
...los mismos cables que usan las golondrinas comunes (Hirundo rustica), descansando tras llegar en directo en grandes bandos desde el mar, buscando insectos en el aire.
Una delicia cada primavera este parque, que yo conocí siendo un polígono de tiro del ejército español, desde luego de terreno militar a parque suburbano, ha mejorado espectacularmente. La curruca capirotada (Sylvia atricapilla) y yo lo preferimos así.
Como es habitual, la familia (aquí el papá) estaba muy cerca, y formarán simpáticos grupos familiares durante todo el verano.
Otros que crían en los matorrales (en un lugar donde estaba previsto crear una zona húmeda) son los carboneros comunes (Parus major). Casi igual de cucos eran los 4 pollos que andaban por allí la mar de curiosos.
Los hermanitos todavía tenían plumón en el plumaje.
Los zarceros comunes (Hippolais polyglotta) cantando a todo volumen su loca sinfonía, ya llevan una década justo en el mismo metro cuadrado.
Otros que no paran de criar año tras año, son los mirlos comunes (Turdus merula).
Los pardillos comunes (Carduelis canabina) este año abundan en la zona, en grupos de más de una docena buscando semillas en los bordes de los caminos.
Es curioso que en este parque seleccionen las zonas recién segadas, supongo que les facilita la labor alimenticia.
Del mismo género y parecidos gustos culinarios, los jilgueros (Carduelis carduelis), muy abundantes también, menos accesibles y terrestres.
Otro fringílido residente (aunque no en invierno), el verdecillo (Serinus serinus).
La tórtola turca (Streptopelis decaocto), en los mismos cables cada año...
...los mismos cables que usan las golondrinas comunes (Hirundo rustica), descansando tras llegar en directo en grandes bandos desde el mar, buscando insectos en el aire.
Una delicia cada primavera este parque, que yo conocí siendo un polígono de tiro del ejército español, desde luego de terreno militar a parque suburbano, ha mejorado espectacularmente. La curruca capirotada (Sylvia atricapilla) y yo lo preferimos así.
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domingo, 3 de junio de 2018
Thunbergis: Chaparrón de boyeras por Asturias.
Vi 3 en una semana, y no había visto nunca una lavandera boyera de la raza escandinava (Motacilla flava thunbergi) en mi vida.
Para empezar, en el parque de la Providencia de Gijón, 2 ejemplares separados por menos de un metro.
Ni yo me lo creía, pero allí estaban.
Con las características típicas de esta subespecie: cabeza practicamente gris oscura en su totalidad, que no negra como la feldegg; babero completamente amarillo, no blanco como nuestra iberiae; y una rayuca de color claro apenas visible entre cabeza y babero, a diferencia de la más marcada a líneas subespecie de Centroeuropa, flava.
Coincidió mi observación con varias citas más en territorio asturiano casi simultáneas, por lo que debió haber una buena parada camino de Fenoscandia.
Al tercer ejemplar lo vi unos pocos días más tarde, esta vez en el Cabu Peñes, rodeada de un buen montón de boyeras de las razas flava e iberiae.
Esta vez la observación fue más lejana y breve, pero la fugacidad no restó un ápice de alegría al encuentro.
Ojalá todos los taxones nuevos que encuentre lo haga de tres en tres.
Para empezar, en el parque de la Providencia de Gijón, 2 ejemplares separados por menos de un metro.
Ni yo me lo creía, pero allí estaban.
Con las características típicas de esta subespecie: cabeza practicamente gris oscura en su totalidad, que no negra como la feldegg; babero completamente amarillo, no blanco como nuestra iberiae; y una rayuca de color claro apenas visible entre cabeza y babero, a diferencia de la más marcada a líneas subespecie de Centroeuropa, flava.
Coincidió mi observación con varias citas más en territorio asturiano casi simultáneas, por lo que debió haber una buena parada camino de Fenoscandia.
Al tercer ejemplar lo vi unos pocos días más tarde, esta vez en el Cabu Peñes, rodeada de un buen montón de boyeras de las razas flava e iberiae.
Esta vez la observación fue más lejana y breve, pero la fugacidad no restó un ápice de alegría al encuentro.
Ojalá todos los taxones nuevos que encuentre lo haga de tres en tres.
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