domingo, 27 de octubre de 2019

Delta del Ebro: El Fangar.

Termino esta serie sobre el maravilloso Delta del Ebro con una especial excursión al Fangar.












Esta península, que se formó con los depósitos de arena y sedimentos del Ebro en su desembocadura, es una lengua de arena que se puede recorrer durante kilómetros, por un sendero pegado al mar. La sensación es extrañísima, ya que llega un momento en el que todo es arena.




El aislamiento, y la protección de la que disfruta este espacio natural, hacen que muchas aves críen aquí en unas condiciones fantásticas.











Así, vimos varios nidos de charrán común (Sterna hirundo).











También varias parejas de chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus).













Con sus nidífugos pollos.














Muchas menos que en otras zonas del delta, pero también algunas gaviotas de Audouin (Larus audouinii)












Aunque las verdaderas protagonistas son las gaviotas patiamarillas mediterráneas (Larus michahellis michahellis), que aquí llenan la playa por miles.










Ya leímos en Asturias un buen montón de anillas de estas patis del Delta, ahora me explicaba su abundancia.









A mitad de excursión ya vislumbrábamos el faro del Fangar.













Un icono del Fangar y del Delta del Ebro que al alcanzarlo significaban el fin de la ruta y el fin de nuestro viaje. Espero volver muy pronto.

martes, 22 de octubre de 2019

Delta del Ebro: Aiguamoll de l'Embut

A un paso entre los humedales de la Encanyissada y la Tancada, está el pequeño Aiguamoll de l'Embut, un pequeño espacio natural, lleno de aves y de mucho interés.










A pesar de ser un paseo muy corto, siempre hay pájaros a los que mirar. Ese coche del fondo era el mío, y me las tuve que arreglar para llegar a él sin espantar demasiado a las aves que lo rodeaban, en este caso garzas reales (Ardea cinerea) y ánades azulones (Anas platyrynchos).







En apenas una hora se completa el recorrido.










Además, dispone de muy buenos observatorios panorámicos.












Y de buenos paneles explicativos del efecto purificador de las aguas que proporciona la técnica de ir filtrando, a través de un sistema de tornillos de Arquímedes, el agua de una laguna a otra, cumpliendo las plantas de las lagunas su función de filtro biológico.








Como siempre en este parque natural, todo está bien señalizado y perfectamente guiado, a ver si aprendemos en Asturias de estos dos factores.










Por lo que a mí respecta, pude observar, aunque no fotografiar como yo hubiese querido, a una garceta dimorfa (Egretta gularis), la primera que veía en mi vida.










Además de esta ardeida, muchas más, en número y en variedad, como esta joven de garza imperial (Ardea purpurea), acompañada de garcilla bueyera (Bubulcus ibis), y de garceta común (Egretta gerzetta).








Otros como el martinete (Nycticorax nycticorax), con varios ejemplares.












O la abundante garcilla cangrejera (Ardeola ralloides).













No podía faltar la garceta grande (Ardea alba).












Fochas y gallinetas comunes, zampullines chicos, y una familia de somormujos lavancos (Podiceps cristatus).










Un número que no bajaría del medio centenar de moritos (Plegadis falcinellus).










Para esta ave este hábitat es perfecto.













Lo mismo que para el fumarel cariblanco (Chlidonias hybrida)...












...o el charrán común (Sterna hirundo).













Además, pasaron un montón de flamencos (Phoenicopterus roseus).









De libélulas, las más habituales, la Sympetrum fonscolombii...











...y la Ischnura elegans.


No recuerdo, en resumen, un paseo más corto con mayores alicientes que este.

domingo, 20 de octubre de 2019

Delta del Ebro: Riet Vell

En esta microrreserva gestionada por la SEO, me encontré con un bonito espectáculo de flamencos (Phoenicopterus roseus).











Unos 150 flamencos en esta laguna muy bien protegida y con un buen observatorio.

Al estar las aves habituadas, se pueden ver muy de cerca.












Uno de los ejemplares estaba anillado, en Francia.












Al menos el día que yo fui, los protagonistas absolutos eran los flamencos.













Aunque también había una buena representación de aves del Delta del Ebro, como los fumareles cariblancos (Chlidonias hybrida).









Las gallinetas comunes (Gallinula chloropus), muy frecuentes, vista su efectividad reproductora, seguirán siéndolo en el futuro. También había cercetas comunes, ánades azulones, somormujos lavancos y zampullines chicos.








De ardeidas, una buena representación, con varios ejemplares de martinete (Nycticorax nycticorax), avetorillo, garza real, garcillas cangrejera y bueyera y garceta común.











Y además, cigüeñuelas (Himantopus himantopus). Vamos, que muy interesante era la reserva.




domingo, 13 de octubre de 2019

Unas horas por tarragona ciudad.

Tenía muchas ganas de pasear por la ciudad de Tarragona, atraído por las reseñas de su espléndida catedral y sobre todo por mi gusto por las ciudades romanas, y, como capital de la Tarraconensis, estaba seguro que iba a encontrar mucho aquí, y así fue.
Aparcamos en la Rambla Nova, y acabamos frente al mirador del Mediterráneo.






Desde aquí hay una vista plena sobre la principal playa de la ciudad, la platja del Miracle.
Retrocediendo hacia el casco antiguo, bueno más bien antiquísimo, empezamos por visitar el Pretorio, un museo excelente donde conocer el trasfondo romano de la ciudad.

desde aquí se enlaza con los túneles que llevan al antiguo Circo Romano, una experiencia única todo este paseo.














Las vistas desde la azotea son espectaculares.













El siguiente destino, que ya aparece en la anterior panorámica, es la Catedral de Santa Tecla de Tarragona, una catedral muy interesante y sobre todo muy diferente, empezando por la portada, gótica, talmente parece francesa, del S XIII.








Las numerosas capillas y el cimborrio tienen un aspecto exterior que da una sensación muy diferente a la que traemos en su puerta principal, parece otro templo distinto, y es que el interior, aunque son solo 3 naves, es tan variado como deslumbrante.














El altísimo cimborrio, gótico, deja pasar la luz suficiente para crear una atmósfera de paz y espiritualidad, es una catedral que invita a pasearla largamente.






Los vitrales, de distintas épocas, pero fundamentalmente góticos, otra maravilla.














Me llamó sobremanera la atención el órgano, de un tamaño colosal, del S. XVI, desconozco sus sonidos pero debe ser una gloria a tenor de su aspecto.
El coro adjunto, una delicia.










El altar en la capilla mayor, qué se puede decir, una joya del gótico catalán, del S. XV.














Por detrás, hay un interesante deambulatorio que permite acceder a una mezcla abigarrada que enlaza elementos paleocristianos y romanos con sepulturas de las antiguas dinastías catalanas del primer gótico.


Y las capillas, aunque muy distintas en cuanto a estilo, son a cada cual más hermosa, pugnando el gótico con el renacentista, en otras el barroco y el neoclásico ya hacen aparición, esta catedral recorre practicamente un milenio de arte escultórico.














Por si fuera poco, el claustro que ya es del S. XIII está bellamente ajardinado, y las vistas del propio templo son de las mejores.








Ya fuera, y sobradamente perplejos por tanto arte e historia condensados en un solo edificio, terminamos nuestro periplo en el Anfiteatro Romano, otra maravilla, con museo precioso, y con los añadidos de un interesantísimo trabajo de restauración que permiten ver in situ las diferentes etapas de construcción, abandono y reconstrucción de los diferentes usos que tuvo este edificio.



En resumen, no nos defraudó Tarragona.