jueves, 23 de enero de 2020

Los simpáticos ostreros de Zeluán

Llevan toda la invernada en Zeluán un grupo de ostreros euroasiáticos (Haematopus ostralegus), lo cual es una alegría porque hace ya mucho tiempo que no se veían de continuo grupos relativamente grandes de esta especie aquí.












Aparte de ser aves llamativas, los grupos se comunican mucho entre sí, se les ve mucho después de oirlos y a a distancia, por lo que es muy entretenido espiarlos.










Como son muy tolerantes a otras limícolas, se juntan con otras aves como chorlitos grises (Pluvialis squatarola), agujas colinegras (Limosa limosa), archibebes claros o zarapitos trinadores.
A ver si siguen el resto del invierno, dan mucho juego.

domingo, 5 de enero de 2020

Disfrutando del paso de aves marinas por la Vaca

Otro otoño más pudimos disfrutar del paso postnupcial desde la punta La Vaca.










Aunque no tuve mucho tiempo ni fui tantos días como hubiese deseado, tuve la suerte de acudir en ocasiones en las que el Cantábrico me obsequió con el paso de miles de aves.








Sin duda, los más abundantes y los que más me llamaron la atención fueron los alcatraces atlánticos (Morus bassanus), con picos de casi 3.000 aves a la hora, lo que resultaba en una casi por segundo, un auténtico momento de locura para cualquier amante de las aves marinas.






Además del paso en sí, también tuve la grandísima suerte de disfrutar de la presencia de un par de bancos de peces que atrajeron la atención, respectivamente, de los alcatraces, como podéis ver en este vídeo. Centenares de aves calando desde las alturas como misiles, un grandioso acontecimiento.









Otro día, el bando, aunque más pequeño, constaba de decenas de alcatraces, pardelas sombrías (Ardenna grisea), pardelas baleares (Puffinus mauretanicus), pardelas capirotadas (Ardenna gravis) y pardelas pichonetas (Puffinus puffinus). Otro gran momento (menos para las pobres sardinas...)










Otras aves abundantes, los negrones comunes (Melanitta nigra), aunque pasan tan rápido que casi ni los captas y ya se fueron.












Los págalos pomarinos (Stercorarius pomarinus) también pasaron abundantes, tanto en parejas...









...como en pequeños grupos. Sus parientes parásitos no se dejaron fotografiar esta vez.









Los págalos grandes (Stercorarius skua), en solitario y lejanos.












De pardelas, vi cenicientas en pequeño número,   y algunas pichonetas en días señalados.










Aunque como siempre lo más frecuente fue ver pardelas baleares...











...y sombrías, que cuando se sedimentan lo hacen en balsas realmente grandes.





Algunos charranes, como el patinegro (Thalasseus sandvicensis) en números moderados.












Y como no podía ser de otro modo, decenas de gaviotas sombrías (Larus fuscus) buscando sus lugares de invernada.










Una gran época para estar a pie de cabos y salientes frente al Cantábrico. Dejo alguna foto más, el año que viene espero estar en la Vaca de nuevo.

























viernes, 3 de enero de 2020

Los caprichos geológicos de Cobijeru y la Presa

El paseo que conecta Buelna con las playas interiores de Cobijeru y la Presa es uno de los más interesantes que se puede hacer hoy en día en la costa asturiana.







Especialmente si se va con niños, lo complejo del paisaje, y la espectacularidad de cada una de las paradas son un acierto seguro. Se aprende mucha geología, y para los más intrépidos tiene muchos alicientes.







El paseo, que sale de Buelna hacia el este, enseguida se introduce en un camino bien marcado, camino de la costa, y enseguida saltan las sorpresas.







Alrededor del camino empezamos a ver pequeñas cuevas, que recomiendo exploréis con una linterna o mejor aún un frontal. Con mucha precaución por lo resbaloso, pero merece mucho la pena ver cómo el agua forma estas caprichosas formaciones en el sustrato calizo.







Y en unos pasos, llegamos a la impactante playa de Cobijeru, o de las Acacias, por la abundancia de falsas acacias en los alrededores.














Se trata de una playa interior, surgida por la erosión del mar, que formó una conexión con el terreno interior, y como vemos, la arena surge por el movimiento incesante del oleaje y las mareas, llevando la playa a donde antes solo habría praos.










ya solo esta visión sería muy espectacular, y motivo suficiente para desplazarnos a Buelna, pero es que queda mucho más por ver. En la foto se aprecia que, por encima de la playa interior, hay una serie de acantilados, que si seguimos el camino que rodea a la derecha la playa...






...nos llevan a un enorme boquete que, con mucho cuidado, y siempre con iluminación suficiente, nos introducen bajo tierra, en un paseo alucinante por debajo de la costa, hasta que finalmente llegamos al mar.









La sensación es única y un poco surrealista, pero aquí estamos, al borde del cantábrico, después de seguir unos 10' de cuevas conectadas. El recorrido es cómodo y sin peligro, más allá de ir con calzado adecuado, luz, y ojo con los resbalones.










Pero para nada acaban aquí las sorpresas, pues de nuevo en el exterior de las cuevas por las que entramos, si seguimos el marcado camino hacia arriba, llegamos a este vertiginoso paso en los acantilados, realmente es memorable ver el mar desde aquí.














Con precaución (abstenerse gente con vértigo) podemos disfrutar de una vista única de este tramo de la costa llanisca.








Mirando hacia el lugar del que veníamos, tenemos al fondo la playa de Cobijeru, con sus acacias. Un bendito caos geológico que disfrutamos los amantes de los paisajes únicos.












Mucha gente se da la vuelta aquí, pero con un poco de paciencia, siguiendo por la pasarela "del vértigo", seguimos el tramo costero y después de unos 10' encontraremos una bajada a la izquierda que nos lleva a otra gran sorpresa geológica, ya que las mismas fuerzas que crearon Cobijeru, formaron este valle marino en el interior, antiguamente aprovechado como molino de marea, un paisaje diferente a todo lo que hayamos visto antes. Se trata de la playa de la Presa, alucinante. Si desde aquí completamos el paseo hasta Buelna habremos hecho un recorrido tan interesante como mágico.




miércoles, 1 de enero de 2020

Empezamos el año con mariposas otoñales

Con mucho retraso, y mientras me pienso qué hago con este blog, vamos empezando 2020 con naturaleza guapa en forma de mariposas, en concreto mariposas otoñales variadas, por ejemplo una canela estriada (Lampides boeticus) de Bimenes.









Muy similares, las grises estriadas (Leptotes pirithous), a lo suyo. También de Bimenes.










Más licenas, la frecuentísima ícaro (Polyommatus icarus), de Sobrescobio. Una hembra.













Pasando a Hesperiidae, una cervantes (Erynnis tages), de Cabu Peñes.








La inconfundible macaón (Papilio machaon), de Bimenes.














De pieridae, la clásica estampa de la colias mayor (Colias croceus), de Tapia.










También frecuentefrecuentísima, la loba (Maniola jurtina), de Sobrescobio.











Siguiendo con Nymphalidae, la pavo real (Aglais io). En Valdés.












Otra bien llamativa, la vanesa de los cardos (Vanessa cardui), de Tapia.












Mucho más discretas, de la misma familia, la saltacercas (Lasiommata megera). De Bimenes.











La níspola (Coenonympha pamphylus), de Cabu Peñes.













La sátiro común (Hipparchia semele), de Belmonte.














En blanco y negro, la medioluto norteña (Melanergia galathea).En Gijón.












Y termino con la única que podemos seguir viendo actualmente, la omnipresente mariposa de los muros (Pararge aegeria).