Como os comenté, el Sol siempre de frente, y las aves lejanas por la marea, fue la pena y disculpas por las malas fotos de antemano.
De limícolas, centenares, con decenas de agujas, tanto colipintas como colinegras (Limosa sp).
Andarríos chicos (Actitis hypoleucos), muchos, en solitario, como corresponde tras haberse terminado la reproducción.
Cigüeñuelas (Himantopus himantopus), unas pocas. Las vería en otros lugares de la bahía en grupos de centenares.
Correlimos tridáctilos (Calidris alba), y vuelvepiedras (Arenaria interpres), muchos grupos dispersos, en especial en el Estero de Sancti Petri. De paso.
Chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula), muchas decenas, y extrañamente, mucho más tímidos que en Asturias.
Involuntariamente, acababas levantando muchos bandos.
De zarapitos, en todas partes había trinadores (Numenius phaeopus).
Y algún madrugador ejemplar de zarapito real (Numenius arquata).
De zancudas, lejanas en las salinas, algunas espátulas (Platalea leucorodia).
Garcetas comunes (Egretta garzetta), muy abundantes.
De gaviotas, bastantes gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) en la playa.
Mezcladas con las primeras gaviotas sombrías (Larus fuscus).
Buscaba gaviotas picofinas (Larus genei), y aparecieron, muy lejanas, con su característico perfil en el agua, junto a las más abundantes gaviotas reidoras (Larus ridibundus).
Solo ejemplares aislado de picofina me sobrevolaron.
Inconfundibles con ese pico largo y curvado, y la tenue mancha en la cabeza.
De paseriformes, curiosamente, casi vacío, salvo por los curiosos buitrones (Cisticola juncidis).
Y las ruidosas agrupaciones familiares de lavandera boyera (Motacilla flava iberiae).
Y dejo para el final lo más agradables: las formidables concentraciones de charranes y fumareles.
(San Fernando al fondo).
En cualquier salina, en cualquier posadero, decenas de ejemplares de charrán común (Sterna hirundo), charrancito (Sternula albifrons), y ejemplares diseminados de charrán patinegro ( Sterna sandvicensis). Lástima que la luz fuese mala y la distancia grande, porque era un espectáculo verlos pasar bordeando las dunas y pescar en las salinas.
Especialmente ruidosos los charrancitos.
Y confiados.
No te cansas de ver a estos pequeñines.
La sorpresa mayúscula fue que fotografiando a un grupo de charranes, cuyo ejemplar más grande, con una contraluz tremenda, me pareció un patinegro, cuando llegué a casa y procesé las fotos, vi un pico naranja que creo, me parece corresponde a un ejemplar de charrán bengalí (Sterna bengalensis). Podéis verlo a la derecha de la mala foto. Una rareza que en el campo no llegué a disfrutarla.
De fumareles, más de los que haya visto en mi vida. Difíciles de clasificar por el extraño plumaje de transición entre el reproductor y el invernal, como este fumarel común (Chlidonias niger).
Podéis apreciar por comparación con el vuelvepiedras, el pequeño tamaño.
Varios banditos sobrevolaban todo el Estero y las salinas. Empiezan el paso hacia África.
Menos abundantes, pero siempre presentes en la vertical del estero de Sancti petri, los fumareles cariblancos (Chlidonia hybrida), ni una buena foto, mi uno se posó. Precioso con sus plumas alares color plateado intenso.
En definitiva, un paseo precioso en paisajes, información y vida alada, lástima de las aves lejanas y de las fotografías desveladas por un Sol implacable.