En cuanto salió el Sol junté a unos amigos y nos dirigimos al área recreativa de Moniello, cerca de Luanco.
Me encanta este área porque está enfrente de la mítica Punta la Vaca, se ve pasar a las aves marinas, y debajo tiene la no menos mítica entre los aficionados a la geología playa de Moniello y sus calizas, y el área en sí está muy bien, limpia, amplia, con un restaurante que no desentona demasiado y un paisaje de lujo.
Pero lo mejor de todo es que aquí puedes venir con tu familia y amigos y disfrutar con ellos de un buen día mientras tú disfrutas de la ornitología. Mientras preparas unas chuletas en la barbacoa y medio chispa de buen ron añejo, estás escuchando a los trigueros, a los pardillos comunes, a los buitrones, a las lavanderas boyeras y un largo etcétera, que habitan en las magníficas zonas arbustivas que rodean este lugar, y en cuanto pude escaparme un momento a buscarlos, les saqué unas (malas) fotos.

Los
trigueros (Emberiza calandra) abundan aquí, y eso ya es raro hoy en día en la campiña costera.
En estas fechas andan revolucionados y se les escucha a todo pulmón, permitiendo acercamientos que el resto del año son imposibles, son pájaros muy precavidos. Aún así, procuro no abusar de esta circunstancia, ni molestar.

Es mucho más fácil escucharlos que verlos, y a pesar de ello se trata de pájaros grandes y robustos, que se camuflan con facilidad con su plumaje de tonos pardos, pero que se dejan ver cuando cantan siempre en una horquilla prominente de la vegetación.
Y su pico también llama la atención de cerca, con un grosor que destaca entre los escribanos, y un diente intermedio que sale a la luz entre trino y trino.
Además de gorriones comunes, golondrinas comunes, lavanderas boyeras, mirlos comunes, petirrojos, jilgueros, verderones, colirrojos tizones y otros muchos, pude localizar y malfotografiar a otros paseriformes, el más fácil, la
tarabilla común (Saxicola torquatus), siempre en lo alto de los arbustos.
Otro que pasa desapercibido por su plumaje es el
acentor común (Prunella modularis).
También discreta a la sombra, pero con un reclamo que se asemeja a una buena riña, la hembra de
curruca capirotada (Sylvia atricapilla).
Un reclamo aún más monótono y persistente es el que tiene el
buitrón (Cisticola juncidis), que emite su áspero pitido desde las alturas y que raramente es pillado en su posadero.
Y recordemos que también es territorio del mayor de los paseriformes, el
cuervo (Corvus corax), que se pasó un instante de camino al acantilado donde seguramente esté comenzando su crianza.