sábado, 30 de enero de 2016

Poco pero muy cercano: Parque Isabel.

Sigue el parque Isabel flojo, aunque van llegando más gaviotas: os las pondré en otra entrada.

Al menos, lo poco que sale del agua, se acerca bastante. este porrón europeo (Aythya ferina) se desperezaba tranquilamente.













Enseguida a dormir.


















El cormorán grande (Phalacrocorax carbo) también sale del agua por última vez.










Con aire de dormido echa un vistazo alrededor, no queda ni un alma en el parque.










Y aprovecha la última luz para secar su plumaje.














La focha común (Fulica atra) pega la última carrera y yo trato con relativo éxito que no se note la valla que nos separa.










Y llegan los estorninos pintos (Sturnus vulgaris), y las ondas que crean con los miles de aleteos sirven de aviso final: llegó la noche.






















viernes, 29 de enero de 2016

Poco pero muy cercano: El Musel.

Fui al puerto del Musel buscando lo típico un año normal por estas fechas (colimbos, álcidos, patos marinos y gaviotas blancas) y lo que me encontré fue calor y la lámina de agua practicamente vacía. Como consuelo, la gaviota sombría (Larus fuscus) más cercana que haya llenado jamás mi encuadre: a 150 mm, impasible, posiblemente aburrida.







Sería una maravilla si todas las gaviotas posasen como este 3er invierno.














No veo yo, por ejemplo, a este gran gavión atlántico (Larus marinus) de 1er invierno dejándose acercar tanto, se comería la cámara a picotazos seguramente.


















Desde allí me fui al Arbeyal, desolador panorama, todo vacío. A lo lejos, paso abundante pero lejano de gaviotas tridáctilas y alcatraces, y más cerca, un par de charranes patinegros (Sterna sandvicensis).









Cuando todo falla con las aves, al menos siempre nos queda el maravilloso paisaje del anochecer, con el Cerro de Santa Catalina como protagonista.

jueves, 28 de enero de 2016

Viaje a Santoña: Barnaclas carinegras en Observatorio de la Arenilla

Pues ya quedaba la última parada, aprovechando los coletazos de la luz solar, ya muy menguada, y en medio de una tempestad que avanzaba hacia nosotros y estalló minutos después de marcharnos de vuelta a Asturias.

Nos fuimos al observatorio de la Arenilla, en el centro geográfico de la bahía de Santoña. Una joya por situación, tamaño y comodidad, en Asturias ya sería hora de reclamar algo así.















Con las olas nos costó encontrarlas, estaban además muy lejanas, pero contando contando salieron más de 170 barnaclas carinegras (Branta bernicla), uno de los objetivos del viaje.




Hubo un pequeño bando que se acercó un poco más, pero la luz era inexistente y era casi imposible seguirlas entre la mar tan picada.







En el último islote libre de agua, una buen bando de garcetas grandes (Egretta garzetta), junto a unos limícolas, descansaba como podía del azote del viento Noroeste.






Dimos el punto y final a un desplazamiento a Santoña que salió redondo, nos faltó pasar a Laredo, pero en poco más de 6 horas vimos un montón de cosas (ver mapa), y sobre todo, nos hicimos, los que no habíamos estado nunca, una idea muy completa de los tesoros que alberga este espacio natural. Ya cuento con volver, me maravilló.

miércoles, 27 de enero de 2016

Viaje a Santoña: El gran mogollón en Cicero

Perseguidos por el temporal que nos lanzaba un viento mal soportado, nos fuimos retirando hacia el playón de Cicero, que con la marea alta pensábamos que atraería limícolas.









Y sí que se vieron relativamente cerca archibebes comunes y claros (Tringa totanus / nebularia) y chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula).










Pero realmente el espectáculo estaba sobre el agua, en forma de "bola" de miles de correlimos comunes (Calidris alpina) y chorlitos grises (Pluvialis squatarola).






Tardaba el bando un buen rato en pasar frente al telescopio, y recorrió la bahía en un amplio barrido, separándose en subgrupos y volviéndose a juntar acrobáticamente, brutal.









Cerca de ellos, un bando de más de 3.000 silbones europeos (Anas penelope) cubría a larga distancia el agua.
















Una lástima la lejanía porque fue espectacular ver una concentración tan grande de anátidas.



Cuando en sus respectivos movimientos se juntaban ambos bandos de limis y patos, apetecía aplaudir.






Con el invierno tan flojo de invernantes en Asturias, ¡menuda envidia nos entró a todos!








Desde luego la parada en el observatorio mereció la pena por completo.

De otros bichos, vimos, dada la avanzada hora del día, ya oscureciendo, varios bandos de cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo), camino de los dormideros.





Y también un solitario somormujo lavanco (Podiceps cristatus), sólo visible con el telescopio.








Un lugar perfecto para ver aves, con un solo pero, la gran distancia a las aves, es que el espacio es inmenso.


Ya nos quedaba una última parada, a contrarreloj, persiguiendo a las esquivas carinegras, porque ya había hasta olas en la bahía, y muy muy poca luz, lo dejo para la última entrada.














domingo, 24 de enero de 2016

Viaje a Santoña: Garceta grande por Escalante.

Seguimos haciendo una breve parada en Escalante y su famoso pólder, yo esperaba verlo cargado de gansos y similares, pero casi nada más llegar canté una garceta grande (Ardea alba). Estaba en la otra punta, así que las fotos, de las de emergencia.








La parada, muy cómoda, tras pasar la cantera, con una luz fortísima porque teníamos detrás el temporal y hacía de pantalla al Sol.








Al otro lado, el pólder y las marismas de Escalante.
Una inmensidad difícil de observar si no es con telescopio.









Además de la garceta grande, Fran cantó un trabajado tarro blanco, decenas de zarapitos, ánades reales, silbones europeos, garcetas comunes, garzas reales...un montón de bichos.










Pero muy lejanos como para sacar buenas fotos, espero ver a los gansos en otra ocasión, debe de ser bastante impresionante.







Pues de allí, la localización más al oeste del miniviaje, seguimos al Sur, hacia Cicero, donde flipamos con los bandos de anátidas y limícolas.

viernes, 22 de enero de 2016

Viaje a Santoña: Montehano.

Comimos en los alrededores del Convento, y bajamos, ya con muy fuerte viento, a revisar con los telescopios el Canal de Hano. Poco vimos, con la marea alta y oleaje en la Bahía de Santoña, lo más cercano era otro ejemplar de colimbo grande (Gavia immer).








Muy a lo lejos, grandes bandos de anátidas y limícolas alzaban el vuelo, demasiado lejanos, poniéndonos los dientes largos.







Al frente, Santoña y la Peña Ganzo.

En el agua, mirando hacia Colindres, miles de silbones europeos (Anas penelope), también inaccesibles, después nos desquitaríamos.

Visto que no había nada cercano, y que empezaba a levantarse el temporal que venía de nuestra Asturias, doblamos al Oeste hacia Escalante (buena decisión).



Con mejor tiempo y marea, el Cerrado de Montehano tiene una pinta estupenda.

Su situación central seguro que da muchas alegrías en forma de avistamientos a los ornitólogos locales.









En marea baja, creo que hubiese sido muchísimo mejor, pero no se puede tener todo.










miércoles, 20 de enero de 2016

Viaje a Santoña: cormoranes moñudos mimosos en el Puerto de Santoña

Tuvimos la gran oportunidad de disfrutar de la cercanía de 4 ejemplares de cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) en plena parada nupcial.











Normal, porque es la época, ya se ven alguna parejas en el crudo invierno cantábrico anidando, y se les puede encontrar con sus mejores galas.









En el pantalán había un primer ejemplar, guapísimo, con el moño, el plumaje refulgiendo en tonos verdes, violetas, negros opalescentes...las manchas amarillas en la cabeza y el interior de la boca...enseguida apareció otro ejemplar.











Desde luego el amor estaba en el frío aire del NW que nos sacaba el calor del cuerpo.











Mucho entrecruzar de picos y cuellos, plumas de la cola erizadas...












...todo visto en directo a unas decenas de metros, un privilegio.







Alguna carrerita, amagos de me voy pero vuelvo...vamos, nada que nos sea ajeno a la mayoría de vertebrados con las hormonas a tope.




No faltaron las "carabinas". Cuando nos dimos cuenta, eran 4 los ejemplares, 3 adultos y un inmaduro, la cosa se enfrío.









El cormorán grande (Phalacrocorax carbo), con unas fechas reproductivas muy diferentes, los miraba con cara de vergüenza ajena. Ya le tocará...