jueves, 26 de abril de 2018

Por la Foz del río Pendón

Ruta perfecta para llenarse de paisajes de media montaña, y para disfrutar de la primavera, la Foz del río Pendón, en Nava, insólitamente agreste.

Nace desde el entronque del camino que partiendo desde el oeste del aparcamiento de la embotelladora de Fuensanta nos va metiendo bosque arriba. Cabañas hasta justo antes de la foz propiamente dicha, con habitantes asturceltas de lo más interesantes.









No había estado nunca en este paraje, y ya desde el inicio de la foz, entrando en el valle se le queda a uno cara de felicidad con el despertar de la primavera en directo.

















La foz parte muy por encima del valle formado por el río Pendón, y lentamente se va acercando al fondo del río, con el cordal del Múa por encima de nuestra mirada.








Aunque el camino es muy fácil, la sensación es de alta montaña, con unas caídas impresionantes y el ruido del deshielo muchos metros por debajo, el río todavía no visible pero bien audible.













Coincidió la excursión en plena época de lluvias y se notaba, con el verde brotando por todas partes, los sauces en flor y una temperatura y humedad perfectos para caminar sobre, dentro y por debajo del bosque, según el tramo del camino.










Después de aproximadamente una hora por fin la ruta empalma con el río, y la frescura se nota en cada esquina, con decenas de pequeñas cascadas de un agua cristalina.












Es lógico que se aproveche el agua de este río porque la sensación es de limpieza total, es una pena que nuestros ríos no corran salvajes como lo hacen en este arroyo tan corto como salvaje.









Luego toca rodear por unas revueltas para pasar al otro lado del valle, de paso las vistas sobre los bosques retoñando, una maravilla.











El cordal que va del Múa a la Cordillera Cantábrica es una delicia desde el fondo del valle.

Llegados arriba, bajaremos otra vez hacia Fuensanta, esta vez por un paisaje mucho más humanizado, aunque también, a su manera, hermoso, con cabañas, prados, pomaradas, y muchos puntos donde reposar la vista cansada de tanto edificio y carretera. La ruta en total son unas 3 horas, accesibles para montañeros en familia de nivel medio, y sin ningún peligro, es más, la ruta está señalizada completamente, cosa rara en Asturias.














domingo, 22 de abril de 2018

Escribanos cerillos por Mieres y Picu Roíles

Hicimos una ruta muy corta y muy agradable al oeste de la ciudad de Mieres, al pico Roíles en la que encontramos a un par de escribanos cerillos (Emberiza citrinella).













Aunque ya estaban cantando como si les fuese la vida en ello, todavía estaban mudando el plumaje invernal, con una combinación de ambas libreas.












Con el invierno que vino ganas tendrían de que llegase la primavera.














El Picu Roíles, muy modesto, tiene varios alicientes, el principal de ellos, para mí, es tener una de las mejores vistas de mi montaña favorita, Peña Rueda.













Una vista despejada hacia el Sur que permite descubrir un montón de alturas del Macizo de Ubiña.















Aunque la mayoría de la gente transita estas colinas para hacerse con la mejor vista que conozco de Mieres.

Hay que reconocer que el dominio de esta ciudad es absoluto y cercanísimo desde el Roíles y su mirador.












La Iglesia de San Juan Bautista parece una maqueta desde aquí.












Otras vistas no tan agradables se dan y no se pueden evitar, a tantas escombreras y cicatrices de la minería en el paisaje, incluida la central térmica de La Pereda.
Con todo es una caminata bien sencilla y que merece la pena.







martes, 17 de abril de 2018

Paseando con búhos (I): Cárabos comunes.

Gracias a la siempre amable indicación de Yoli, pudimos ir a ver hace un mes a los cárabos comunes (Strix aluco) a los que les dio por criar en un parque urbano de Gijón, nada menos que debajo de una palmera.












Dos adultos y dos crías bastante crecidas, aunque sólo pude fotografiar a la mitad de los ejemplares decentemente.












Aunque es normal la presencia de cárabos en los pueblos del concejo de Gijón, ver a esta familia en pleno casco urbano fue una grata sorpresa y una fiesta para los más pequeños de la casa.









Esperemos que repitan el año que viene.