Termino esta serie sobre el maravilloso Delta del Ebro con una especial excursión al Fangar.
Esta península, que se formó con los depósitos de arena y sedimentos del Ebro en su desembocadura, es una lengua de arena que se puede recorrer durante kilómetros, por un sendero pegado al mar. La sensación es extrañísima, ya que llega un momento en el que todo es arena.
El aislamiento, y la protección de la que disfruta este espacio natural, hacen que muchas aves críen aquí en unas condiciones fantásticas.
Así, vimos varios nidos de charrán común (Sterna hirundo).
También varias parejas de chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus).
Con sus nidífugos pollos.
Muchas menos que en otras zonas del delta, pero también algunas gaviotas de Audouin (Larus audouinii)
Aunque las verdaderas protagonistas son las gaviotas patiamarillas mediterráneas (Larus michahellis michahellis), que aquí llenan la playa por miles.
Ya leímos en Asturias un buen montón de anillas de estas patis del Delta, ahora me explicaba su abundancia.
A mitad de excursión ya vislumbrábamos el faro del Fangar.
Un icono del Fangar y del Delta del Ebro que al alcanzarlo significaban el fin de la ruta y el fin de nuestro viaje. Espero volver muy pronto.
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