miércoles, 19 de septiembre de 2018

El Hondo: Pantano de Ponent

Cuando llegamos no nos imaginábamos lo grande que era este pantano, así que elegimos una zona de observación lo más amplia posible, en el Pantano de Ponent. Esto nos dio la ventaja de ver pasar muchas aves, pero por desgracia, lejos, con lo que las condiciones de observación se resintieron. Con todo, algunas especies, como la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides) se pudieron ver muy pero que muy de cerca.




Encontramos varios ejemplares, lo difícil fue poder verlas bien entre el carrizo.














En los breves instantes en los que atravesaban de una masa de agua a otra pudimos disfrutar de esta garza tan colorida.












A veces lo único que veíamos era la explosión de contraste de sus alas blancas al echar a volar.







Toda una especialista en este hábitat.














Otra de las especies que se vieron cerca fueron las malvasías cabeciblancas (Oxyura leucocephala) aunque por desgracia la media docena de ejemplares que vimos eran todas hembras o inmaduros.









No es fácil seguir a estas anátidas entre tanta inmersión.












En contraste con los machos, las hembras son muy poco coloridas aunque siguen siendo unos patos muy curiosos.










Más lejanos, pasaban grupos de fumareles cariblancos (Chlydonias hybrida), muy pocos se posaron.









Más abundantes, las gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus).











Muy altos nos pasaron grupos de moritos (Plegadis falcinellus).












La población debe ser relativamente abundante: no se veían entre la vegetación, pero el gran tamaño del pantano, y con la escasa superficie que dominábamos con los prismáticos, pudimos ver varios bandos.











Acostumbrado a ver a las palomas torcaces (Columba palumbus) asociada en Asturias a bosques y arbolado, me sorprendió su abundancia sobre los carrizales.











Más oídas que vistas, las cigüeñuelas (Himantopus himantopus).








Aunque lejanos, una buena representación de los zampullines chicos (Tachybaptus ruficollis).
No fotografiados, garzas reales e imperiales, garcetas comunes, garcillas bueyeras, carriceros comunes...








Un lugar duro por los mosquitos, el calor y las largas distancias a recorrer entre el carrizo para llegar a los observatorios, pero mereció la pena.
Después nos iríamos a las charcas cercanas al centro de interpretación de El Hondo, y allí sí que disfrutamos de lo lindo.

2 comentarios:

  1. No sé si por lejania o por desconocimiento pero el caso es que para mi El Hondo fue todo un descubrimiento. Aprovechando un viaje a Murcia me acerqué hasta alí sin saber muy bien lo que me iba a encontrar, fue todo un poco precipitado, pero bendita improvisación...
    Como es menester, comarto contigo todo lo que comentas en cuanto a mosquitos (aqui no estamos muy acostumbrados...), largas distancias (aquello es enorme) y lejania en las observaciones (incluso con el telescopio).
    La gran suerte que tuve fue la de poder pasar al camino central que divide en dos, y que llevaba unos años cerrado y poder ver a huevo entre otras cosas, al aguila moteada que invernaba alli.
    Un lugar muy interesante, lástima de que nos quede lejos.

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    Respuestas
    1. Yo no conocía nada de este lugar y salí impactado con la diversidad y la densidad de aves que me encontré, aunque en pleno verano es tremendo el calor y los mosquitos.

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