Alan Moore es mi guionista de cómic (yo prefiero llamarlo novela gráfica) favorito, y lo es porque ha elevado al cómic a género grande, equiparable a la mejor literatura, o, como en el caso que nos ocupa, “V de Vendetta”, a la mejor filosofía.
No conozco mejor manera de explicarle a alguien lo que es el fascismo, y lo que significa el anarquismo, que dejarle leer esta maravilla. Trama aparte, que es muy emotiva, y a ratos marea por la densidad de ideas que literalmente bullen de página a página, el libro funciona como un gran fresco histórico, que quisiera ser una fantasía, pero que se está demostrando tan real como aterradora.
La edición que yo tengo en casa es de PLANETA DEAGOSTINI, es una edición de lujo, y no es que la recomiende, es que es imprescindible, vale cada euro que paguéis, en estas cosas no vale piratear, o pedir prestado: libros como este son de culto, una biblia anarquista, contada “de otro modo”. Podéis comprarla aquí con total confianza: no os defraudará (Alan Moore nunca defrauda). Y el dibujo, de David lloyd, en fin, habréis visto la careta de Guy Fawkes tropecientas veces en los telediarios. Pues sí: es esta, David es el culpable, y Alan Moore, el cerebro de esta deliciosa obra.
Hoy en día, en la “Sociedad de la información”, en realidad, las cosas más simples y más evidentes son absolutamente desconocidas, y se trabaja con un flujo de información previamente filtrado para que no sepamos lo qué pasa realmente, ni quien está detrás de todo lo que está pasando (y creedme, están pasando muchas cosas). Somos, la mayoría, enanos intelectuales, como niños, como ovejas, manejados desde las élites intelectuales, que están al servicio de una minoría que está ocupando, a la carrera últimamente, todos los nichos de poder que nos podamos imaginar, y alguno más: ya no son un poder paralelo: son EL PODER. Ya no hay disimulo, ni pudor.
Y aquí enlazamos con otro héroe intelectual: Michel Foucault, filósofo, historiador, pero ante todo, un hombre valiente, que peleándose con todo y con todos (el estamento intelectual, la universidad, los comunistas, la iglesia, y el capitalismo), nos legó una obra monumental, con muy variadas temáticas, pero un hilo argumental común: el estudio del PODER.
No el poder idiota y brutal de los militares, o los dictadores, obvio e inútil, si no el poder inteligente, invisible, sin cabeza reconocible, pero omnipresente, de la élite occidental, amparada bajo el capitalismo y protagonista de una revolución tan audaz como incomprendida por los que atónitos, aún pensamos que la actual crisis que sufrimos es económica.
No quiero asustar a nadie, pero es una crisis filosófica: se acabaron las medias tintas, toca cambio de ciclo, ha llegado el panoptismo, invento de Bentham, que diseñó una cárcel en la que el vigilante podía ver cada celda sin que los presos le vieran a él, de manera que los presos nunca sabían cuando eran vigilados, hasta que, sin falta de vigilancia, los presos se sometían: ya no trataban de escaparse, aún cuando no hubiese nadie vigilando: la fantasía de dominación cala tanto en las personas, en nosotros, que se puede castigar a los vigilados sin falta de imponer nada, simplemente aparentando tener el control total.
Desde que nacemos, en la escuela, en los hospitales, en el supermercado, en las cárceles, en el trabajo, somos individualizados, dotados de una identidad, de una ficha, de un DNI, de una huella dactilar, de una imagen. Ya nadie es libre, todos sabemos que en cualquier momento podemos ser castigados si nos rebelamos, si protestamos, aunque esto no es cierto en absoluto, pero debe existir esa fantasía: que un único guardián nos tiene tan controlados, que no hay posibilidad de ser libres.
¿Cómo sobrevivir? Contentando al guarda, no saliendo de la celda, y esta es la 2ª fantasía: que pensamos que si somos buenos, el guardián dejará de vigilarnos, que nos premiará, que su trato hacia nosotros será mejor que si abandonamos la celda. Es mentira: no existe ningún premio, la libertad está ahí, solo tenemos que abrir la puerta, la libertad no la da el guardián (el PODER), la tenemos nosotros en nuestras manos, lo demás es fantasía.
Pero esa fantasía lleva 250 años entre nosotros, y nos está costando salir de ella, necesitamos pensar que si somos buenos con el carcelero, algún día seremos libres.
Pues no, nada más ridículo que, buscando la libertad, recurrir a un carcelero.
El ojo, el dedo, la nariz, las orejas, y finalmente la cabeza, trabajan coordinados en el texto de Moore, sirviendo a un único cuerpo, multiforme, desconocido para el aterrorizado público, encarnado por burócratas de élite, sin escrúpulos ni sentimiento ninguno.
Cuesta mucho darse cuenta de esto, pero una vez lo entiendes, no hay vuelta atrás, sales a la calle, lees los periódicos, ves la tele, y ves al carcelero, en su panoptismo, encerrado en su habitación, haciendo que nos vigila a todos, sabiendo que nos creemos presos, culpables de algo, cuando no lo somos, no hay nada de lo que dabamos dar cuenta, es él quien nos tiene secuestrados, quien debería estar encerrado, y vigilado, a todas horas, por todos nosotros.
Todo esto lo explica a la maravilla Foucault, tanto que la filosofía que emana de sus palabras es un enorme poder para aquel que sepa usarlo, para aquel capaz de enteder los textos, tan precisos como complejos. Foucault es inteligente y complejo, pero hay que ser inteligente y complejo, y muy valiente, para comprender lo que es la vida en libertad y en plenitud.
Sus obras más importantes, en edición mimada y traducida al castellano, están en esta magnífica edición que se devora con el cerebro siempre a punto de estallar tras cada página, es tanto el saber que recoge esta edición que los 60€ que cuesta se amortizan instantaneamente: uno no es el mismo tras su lectura, y entre tantos libros de autoyuda que prometen enseñarnos lo que es la vida, este es el único que he encontrado que, involuntariamente, lo haga, aunque no sea una vida precisamente feliz: vivimos rodeados del terror, de la represión, nos dicen cómo pensar, y lo consiguen; nos dicen cómo vivir, y malvivimos la vida que supuestamente nos toca, mientras ellos viven por nosotros, con nuestro trabajo, bajo nuestro esfuerzo, la vida que nos corresponde a todos, buena o mala, pero libre, por derecho.
Os invito a que leáis a Foucault. Y si no lo entendéis, entonces V os será de gran ayuda, tras su máscara, volando por los aires todo lo que nos hace presos.
Volveré otro día con Foucault, porque siendo este libro increíblemente lúcido, no es el más importante; porque siendo V de Vendetta una explicación lógica y racional de la opresión y cómo librarse de ella, no es su mejor libro, aún faltan la trascendencia (The Watchmen), y el comienzo de todo este terror, allá en la época victoriana (From Hell).
Para otro día. leed mientras tanto, no seáis otra hormiga más que se aplasta con un pulgar.
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