La saga del Comisario Montalbano, ideada por
el octogenario escritor italiano Andrea Camillieri, lleva meses alegrándome las
noches en mi kindle, con un sinfín de historias nuevas y tramas por resolver,
todas con un trasfondo común, la
Sicilia actual, envuelta en corruptelas, la mafia a pequeña
escala, y con un paisaje humano verídico y variopinto que es un personaje más
en las novelas.
No es estrictamente literatura mayor, y unos
pocos de los títulos hay que calificarlos como flojillos, pero otros, en
cambio, te atrapan y te sorprenden a las tantas de la madrugada sin poder parar
de leer.
El personaje principal, Montalbano, es
comisario de la localidad de Vigata, Sicilia, y se encarga de resolver los
casos más variados, desde horribles crímenes hasta minucias, con una metodología
propia y peculiar, extensión de su propia personalidad.
Hombre contracorriente, siempre trata de
mantener una ética personal trasnochada que contrasta con la sociedad actual:
no aspira a ascender en su cargo, ni a medrar, y es fiel a un momento vital que
sabe irrepetible, con unos compañeros de trabajo a los que maltrata suavemente
pero que en el fondo protege, y una vida amorosa esporádica pero intensa a su
manera y estrictamente monógama con su amada Livia, dependiente del puente
aéreo al tan diferente Norte de Italia.
Montalbano está enamorado de la gente
siciliana, de su ritmo de vida pausado, de sus contradicciones, que desembocan
en un apasionamiento exagerado por el buen vivir pero también por la muerte
trágica y las bajas pasiones, y aunque trata en vano de separar el trabajo de
su vida diaria, al final siempre trasluce un amor desmedido por su función
social de policía.
Es en estas contradicciones donde el personaje
destaca por su construcción esmerada y cariñosa por parte del autor, ya que
Montalbano es un hombre fuerte pero de una edad en la que empiezan a flojearle
las fuerzas y las tuercas, y siempre le sale un lado tierno y vulnerable cuando
menos se lo espera.
Desea la soledad y escapar del mundo, pero
necesita sentirse querido, y cada vez lo vemos más irremediablemente unido a
Livia, en el eterno debate entre compromiso y libertad por el que pasamos antes
o después la mayoría de los hombres de mediana edad, y cada vez se da más
cuenta de lo solo que está y lo poco que desea estarlo.
Su relación con Fazio, Galluzzo, o con el tremendo
Cataré, subordinados en la divertida comisaría, parten desde un desdén altivo
que progresivamente va desembocando en un respeto mutuo, ganado tras mil
peripecias, volumen tras volumen, y ojo con Mimi Augello, su directo inferior, el subcomisario, aquí
hay un conflicto larvado con mala solución, ya que trata de dominarlo pero Mimi
es un gran policía, y si lo deja hacer, le quitará el puesto, pero si usa su
brillantez resolviendo casos, despertará o bien las envidias o la admiración de
los jefes políticos, y ya sea lo uno o lo otro, lo enviarán a un cambio de
destino de comisaría que él no desea, Montalbano lo que realmente necesita es
seguir en Vigata, haciendo básicamente lo que le da la gana…solo hasta que el
siguiente caso lo obligue a volver a la vida real.
En definitiva, literatura gozosa, sencilla,
que se lee tan rápido y tan agradablemente como Montalbano se come una enorme
ración de salmonetes en su restaurante habitual.
Mención aparte a los secundarios de lujo que
aparecen en cada libro, porque aunque los lectores de este autor lo que en
realidad necesitamos es ver a Montalbano desarrollarse libro a libro, en cada
historia se nos van dando pinceladas, cargadas de humor negro y de una aguda
visión, detallada y afilada, de la
Sicilia moderna, de sus enormes virtudes y de sus tremendos
errores colectivos, de los que nos hace partícipe sin tapujos.
Es curioso que los sicilianos, pese a que en
estas descripciones no salen del todo malparados, pero se llevan buenos palos,
adoran a este personaje, tanto que la localidad donde se desarrolla la
historia, Vigata, no existe, pero está basada en la localidad natal del autor,
porto Empedocle, ¡y hace unos años se cambió el nombre a Porto Empedocle
Vigata! Ver para creer. No me imagino (verbi grati) a Oviedo cambiándose de
nombre a Oviedo Vetusta, en fin.
(Foto de porto Empedocle, fuente: Wikicommons).
En fin, lo recomiendo, pero son tantos los
libros con este personaje, que os recomendaría 3 títulos para no perderos: 2 de
los primeros y una historia que me cautivó.
Son “La forma del agua”, “El perro de
terracota” y “ La paciencia de la araña”.
Como siempre, recomiendo (aunque esté en el
ojo del huracán), la tienda de Amazon, podéis ver aquí un enlace con este autor
y personaje, si lo descargáis al kindle de esta tienda en formato electrónico, es
más barato.
Que os guste…
Gracias, tendré en cuenta la recomendación , también para regalar a algún amigo. Saludos
ResponderEliminarLes encantará, tienes mi garantía.
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