Seguía estos días el ánsar piquicorto (Anser brachyrynchus), a su bola, solo y con aspecto de aburrido.
Igualmente dócil y poniéndonoslo fácil a sus fieles seguidores, no tiene el más mínimo problema en verse reflejado en los objetivos.
Rechazado por sus primos, los ánsares y ocas troquelados del parque, que le daban muy mala vida, siempre lo he visto con la mirada perdida.
Me pregunto si, como a todos nos ha pasado alguna vez en la vida,s e planteará la eterna disyuntiva entre una vida fácil y cómoda, con comida y refugio asegurados, o una vida llena de descubrimientos y aventuras, pero donde la muerte, y aún peor, la desgracia, te acechan en cada esquina.
Este tiene pinta de aguantar, al menos el invierno; espero que cuando se vaya nos haga buena propaganda ;) Saludos
ResponderEliminarY que se traiga a sus amigos el año que viene, habrá que tratarlo bien, pues.
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