Pues sí, dejo esta anilla de vuelvepiedras (Arenaria interpres), porque tiene historia.
Sus anilladores no logran el objetivo original, que es que milagrosamente alguien en su lugar de reproducción (sea donde sea, que ese es el problema, saber de dónde vienen los que luego invernan en Asturias) logre leer la anilla y mandársela.
Así que periódicamente yo les mando estas observaciones, que realmente no les sirven de mucho.
Pero es que yo estaba presente cuando anillaban a estos ejemplares, y me hace gracia.
Y espero seguir viendo a estos amigos vuelvepiedras muchos años.
Porque el objetivo principal de los investigadores que anillan aves es el objetivo científico, pero yo creo que el de los que seguimos y compartimos voluntariamente, a veces con gran desgaste personal, estas observaciones, es el de llegar a individualizar a un ejemplar y ponerles una historia detrás, crear biografías.
Si señor...lo guapo que es cuando distingues a uno de los demás por las anillas y si además repite de un año pa otro ya es la pera¿verdad?..
ResponderEliminarSí, hay bichos que son casi de la familia.
EliminarCuando soy capaz de diferenciar un ejemplar de otro y le veo una y otra vez, le pongo hasta nombre; entiendo que te preste ver sus evoluciones en el tiempo. Saludos
ResponderEliminarMás que prestar (que también) me conmueve que con la inmensa variedad de peligros que sortean estas aves tan pequeñas y frágiles, sean capaces de volver año tras año.
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