Seguimos: estuvimos más de ½ hora viendo como
un charrán picaba (con gran éxito) a la caza de pececillos, chillando todo el
tiempo, aunque después de procesar las fotos, creo que en realidad fueron 2 los ejemplares que se zambulleron delante nuestro.
En principio me pareció un solo ejemplar de charrán patinegro
de 1er invierno (Thalasseus sandvicensis).
Ni que decir tiene que es un espectáculo el vuelo y posterior picado de este ave.
Pero, una vez en casa, dudé si no sería un
charrancito de la misma edad el posible segundo ejemplar, sigo tras ver las fotos creyendo que es un solo patinegro por el tamaño, el problema es que las fotos del supuesto 2º ejemplar son una caca, la mejor es esta.
Si alguien me puede sacar de dudas, estupendo, mis conocimientos en charranes son rudimentarios.
Tenía una gran efectividad, y las gaviotas
reidoras (Chroicocephalus ridibundus) aprovechaban y lo perseguían para pillar
algo.
También llegaron volando, sucesivamente, con
un típico vuelo rápido y directo, las 3 negronas comunes (Melanitta nigra) que
entraron a la bahía desde alta mar.
Como siempre, se hace difícil ver machos
adultos de esta especie en este lugar.
El concepto de pato marino es difícil de
explicar al público en general, ya que suele asociarse “pato” a lago o río,
nunca a mar, y al verse estas patitas es más fácil de explicar.
Pues si juntamos todo lo fotografiado con las
gaviotas cabecinegras y patiamarillas (Larus melanocephalus / michahellis), y
con los muchos cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) que pescaban al lado
mismo de la escollera de la playa, tenemos un conjunto bien guapo de aves
marinas, las desfrutamos mucho, una mañana magnífica.
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