Son cientos de gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus) las que pasan el invierno en Gijón. La gran mayoría de ellas encuentran un sitio abrigado, comida en abundancia que ratonear de parques y puertos y la compañía si no amistosa, al menos neutra, de la gente, y yo diría que se las ve bastante felices en Gijón, como este ejemplar, tanto que casi siempre 1/2 docenita se quedan el verano con nosotros, todo el verano, me refiero.
Pero por desgracia, siempre hay bajas, y algunas son tan notorias que revuelven el estómago. Estuvo unos días por el parque Isabel una reidora con un aparejo enorme de pesca colgándole del vientre, volaba con dificultad y evidentemente le molestaba en todo momento. Por desgracia también, las gaviotas no diferencian entre humanos amistosos o no, y si te acercabas a menos de 2 metros echaba a volar, aunque la intención fuese eliminar tan molesta carga de su cuerpo. García, el guarda del parque, me contaron que le echó el ojo un par de veces para tratar de atraparla, pero ni por estas, así que me temo que mal futuro para este bicho.
Pobre, la verdad es que verlas así da mucha lástima, aunque sean gaviotas. Es cierto que se aprovechan de la cercanía humana pero eso es a veces también su perdición.
ResponderEliminarComida fácil a veces no es sinónimo de comida buena.
EliminarDesgraciadamente, se ve a numerosas gaviotas afectadas por aparejos, sin patas y enganchadas con sedales. Esperemos que poco a poco aumente la conciencia del personal. Saludos
ResponderEliminarPuf, al ritmo de concienciación actual, en unos cuantos miles de años, solucionado el problema.
Eliminar