Pues sí, tiré hacia el Norte de la isla de Lanzarote buscando alrededor de la Montaña Tinamala aves esteparias como la ortega, el corredor, la perdiz moruna (que luego vi en otro sitio fugazmente) o el camachuelo trompetero, y nada, y lo mismo con los limícolas en paso en las mismas salinas.
No eran las mejores condiciones.
La ruta partía de la Urbanización "Los Cocoteros", atravesaba las Salinas de los Agujeros, bordeaba la playa del tío Joaquín, y se internaba en la estepa y tabaibal de la Montaña Tinamala, en teoría, un lugar excelente para localizar aves.
No fue así, vi aves, pero no las que deseaba, hacía mucho calor para las salinas, que estaban secas, las molestias humanas fueron continuas, y el terreno en sí estaba deprimentemente degradado. De esto me ocuparé en la siguiente entrada.
De nuevo, el pájaro más abundante era el bisbita caminero (Anthus berthelotii berthelotii). Un poco en cada esquina, y en gran cantidad, por parejas.
De nuevo también me acompañó, en los posaderos más elevados, ya fuesen tapias, hierros abandonados, o tabaibas, el alcaudón real canario (Lanius meridionalis koenigi), siempre una grata visión.
Me sobrevoló un bandito de cuervos canarios (Corvus corax canariensis), y teniendo en cuenta que en toda la isla la población es mínima, este bandito supone así como el 10% de los cuervos de Lanzarote. Triste.
Peor fue en La Graciosa, donde a día de hoy la pareja que me sobrevoló en la playa es la única que sobrevive, así que aquí en Lanzarote aún no era tan grave.
En la costa, un bandito de gaviotas patiamarillas atlánticas (Larus michahellis atlantis), otra vez muy esquivas, volaron en cuanto me jispiaron.
De nuevo disfruté su plumaje tan oscuro.
Especialmente los juveniles y 1os inviernos, casi negros parecían en vuelo.
Igualmente es definitorio el color más oscuro de la raza canaria sobre la nominal en las palomas bravías canarias (Columba livia canariensis), aunque hay que tener en cuenta lo fácil que podemos confundirnos con una población asilvestrada de la variedad doméstica.
De rapaces, nueva decepción, ni halcón tagarote ni de Eleonora, aunque la pareja de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus dacotiae) que claramente parecía anidar en un molino abandonado no dejó de observarme todo el camino.
Y esto fue todo en cuanto a aves, el paisaje os lo comento en la próxima entrada.
Para esta devoción nuestra, no hay peor plaga que la humana. Saludos
ResponderEliminarMejor expresado imposible, trataré de recordar esta frase tuya que es redonda, saludos, Miguel.
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