Bueno, ya va siendo hora de relatar un poco nuestra pequeña
escapada a este país tan pequeñito que se llama Malta, que tantas
satisfacciones y sorpresas nos ha dado.
Antes de nada, decir que pretendía observar pájaros, como
actividad secundaria, durante el viaje, pero he de decir que no encontré apenas
aves, de ningún tipo.
Como veréis en la descripción, visitamos bahías, puertos
enormes y acantilados que, en España, estarían, a estas alturas, llenitas de
aves marinas, pero realmente no vimos prácticamente, nada.
Las gaviotas que vimos, muy lejanas, se podían contar con
una mano, un par de reidoras y pocas más patiamarillas, la única acuática que
vi fue el pato que me comí (exquisito, por cierto) en la cena del último día, e
incluso los paseriformes, básicamente gorriones comunes y morunos, colirrojos
tizones, lavanderas blancas y bisbitas, escapaban de muy lejos, y tampoco
abundaban salvo en las zonas de cultivo.
No era la época, siendo mucho más abundantes en migración,
donde Malta hace de cabeza de puente entre Italia y África, pero en todo caso,
sospecho que los malteses, que por lo demás son un pueblo encantador y muy
educado, no son muy dados a la ornitología, de hecho son el país con más
furtivos de Europa, y tratan a las aves a balazos, lo cual nos da una pista de
la enorme pobreza plumífera que pude observar, las aves no son tontas.
En todo caso, son generalizaciones, debería contrastar con
ornitólogos locales si solo fue una coincidencia, pero, a simple vista, fue la
única decepción del viaje.
Realmente da gusto llegar a Asturias y ver aves en todas
partes: en playas, parques, pedreros y praos, no sabemos lo que tenemos,
deberíamos estar agradecidos.
Dicho esto, comenzaré mañana con una descripción somera de
lo visto, aunque comprenderéis que hubo mucho más, pondré lo más interesante, y
algún detalle práctico para la visita. Recomiendo totalmente un viaje a Malta,
es una maravilla, y como destino bastante desconocido para los españoles espero
que sirva para animar a quienes quieran conocer un destino repleto de cultura
hasta la saciedad, arquitectura, buena mesa, y en especial un paisanaje
peculiar, muy diferente al nuestro, y sobre todo sobre todo, con un ritmo de
vida que en España ya hemos perdido definitivamente, y que yo calificaría como
LA BUENA VIDA.
Pues mañana empiezo, esta vez, con buenas fotos, lo prometo.
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