Fiel a su cita anual, la gaviota cáspica (Larus cahinnans) que nos visita cada invierno en Zeluán ha vuelto.
Es el único ejemplar adulto de esta especie que he visto entre otra media docena de inmaduras, y resulta inconfundible, tanto que sin esperármela, y con mala luz, lejos, y cayendo un aguacero terrible, fue ponerle el telescopio encima y reconocerle al instante entre las muchas gaviotas restantes.
Ese pico rectilíneo, estrecho y color amarillo limón, la cabeza escurrida, el ojo oscuro-casi-negro, el pecho tipo Papá Noel, es un conjunto de características inconfundibles.
Sin embargo en estas fotos se demuestra que el color del manto, teo´ricamente más claro que nuestras patis, no es buen rasgo diagnóstico, ya que con mala luz, ya vemos que es no solo oscuro sino casi tanto como el de las demás gaviotas.
Y si le conseguimos ver las primarias, otro espectáculo, con esos manchones grandes y amplios, y unas terciarias con el borde ancho y blanco.
Una gaviota preciosa que da prestigio a Zeluán cada invierno.
Eso es querencia, ejemplo que deberían de tomar los políticos para cuidar la zona. Saludos
ResponderEliminarAy los políticos, solo tienen querencia por lo que tú y yo sabemos, miguel.
EliminarGracias, fenix, por tu culpa estoy descubriendo todos los "patitos" del parque. El último día que me acerqué no vi al famoso ánade, tal vez hayan podido con él las escandalosas ocas. Mi perro no está tan contento, la dueña no deja de hacer fotos en vez de jugar más con él... Un abrazo.
ResponderEliminarNo sé si eso es bueno o malo, ¡la de tiempo libre que nos quitan estos bichos! pobre perrín, dedícale el tiempo que se merece...
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