Nos vamos el domingo a poner cajas-nido

Este entrada es para avisaros que este domingo, 1 de diciembre, vamos a colocar 25 cajas nido en el Parque Fluvial del Piles de Gijón, a partir de las 11 de la mañana.

Va a ser una tarea dura, pero contamos con un equipo de kamikazes importante dispuestos a caerse al río por una buena causa. No obstante, OS INVITAMOS a pasaros por allí, a echar una mano, a acompañarnos, o incluso a corregir nuestros métodos, toda ayuda es válida.

Habrá chiquillos, y se les invitará a poner su nombre en las cajas, así cuando comprobemos en primavera si han criado los pájaros, los llamaremos por su nombre.

Teniendo en cuenta el despliegue de medios, la lenta e ineficaz burrocracia que hemos tenido que literalmente sortear, y la cantidad de ñeros que vamos a plantar, creo que va a ser algo único y posiblemente irrepetible, esperemos que no llueva y que todo salga bien.

Os pongo un esquema de la zona de encuentro, allí nos vemos. Venid abrigados que va a caer una buena rasca.

La gaviota cáspica de Zeluán

Fiel a su cita anual, la gaviota cáspica (Larus cahinnans) que nos visita cada invierno en Zeluán ha vuelto.













Es el único ejemplar adulto de esta especie que he visto entre otra media docena de inmaduras, y resulta inconfundible, tanto que sin esperármela, y con mala luz, lejos, y cayendo un aguacero terrible, fue ponerle el telescopio encima y reconocerle al instante entre las muchas gaviotas restantes.
Ese pico rectilíneo, estrecho y color amarillo limón, la cabeza escurrida, el ojo oscuro-casi-negro, el pecho tipo Papá Noel, es un conjunto de características inconfundibles.



Sin embargo en estas fotos se demuestra que el color del manto, teo´ricamente más claro que nuestras patis, no es buen rasgo diagnóstico, ya que con mala luz, ya vemos que es no solo oscuro sino casi tanto como el de las demás gaviotas.







Y si le conseguimos ver las primarias, otro espectáculo, con esos manchones grandes y amplios, y unas terciarias con el borde ancho y blanco.










Una gaviota preciosa que da prestigio a Zeluán cada invierno.

Una foto de Bañugues

Entre que estoy muy disgustado con las primeras travesuras serias preadolescentes de mi hijo, que estoy cansadísimo, y que estoy algo desganado con cientos de fotos en espera de procesado, elijo poneros una foto de Bañugues, un grupo de gaviotas patiamarillas y sombrías (Larus michahellis / fuscus). No hay anillas, ni rarezas, ni plumajes exóticos, solo gaviotas en libertad. Y amanece que no es poco.

Más patos en el parque Isabel

En el doble sentido: van llegando más patos, desde el Norte llegan los que invernan, como el porrón europeo (Aythya ferina), como esta hembra.








O este macho, todavía con restos del plumaje de eclipse.











Por ahora, a pesar del frío, todavía en cifras discretas.










Para cifras buenas, los ánades azulones (Anas platyrynchos), que tras el susto de las nutrias, vuelven a llenar la lámina de agua.






Talmente se diría que algunos tratan de zafarse de tanta compañía en el agua.










Ese verde...










...o es violeta...juegos de luces espectaculares y difíciles de captar.











Este pobre aún está cogiendo el color desde el eclipse.













Y sí, ya sé que la última entrada era también de cucharas europeos (Anas clypeata), pero no me pude resistir a poner esta foto, con un macho en eclipse totalmente rodeado de castañas de indias flotando alrededor. Demasiadas películas, pero me recordó a un barco de guerra rodeado de minas, ¿conseguirá salir sin estallar? Sí, se nota que mañana es lunes, la mente se pierde en tonterías...

Cucharas europeos: encuentros cercanos

Cómo no, en el Parque Isabel.
La mera presencia de estos cucharas europeos (Anas clypeata) no empezó a ser abundante hasta hace unos pocos años, y de hecho yo para verlos me desplazaba preferentemente al Embalse de San Andrés.
Sin embargo, en estos últimos inviernos abundan bastante, y este año han empezado a imitar las costumbres de ánades azulones y porrones europeos y se acercan mucho a la orilla, ergo al público. Tanto como este macho.


O esta hembra, tan bien muy guapa.














Con ese pico tan peculiar llaman enseguida la atención, pero no es hasta que los tienes a un par de metros que te das cuenta de lo realmente atractivos que son, especialmente los machos.







No solo es la combinación de colores, las plumas filiformes del dorso del macho son muy evidentes y preciosas vistas de cerca.
Incluso los ejemplares en eclipse, de los que hay uno en la charca, que se ve en las fotos que os pongo, son irresistibles.

Lavanderas blancas pías: a tortazo limpio.

Últimamente parece que veo mucha ultraviolencia entre las aves que observo, será casualidad, pero esta pareja de lavanderas blancas pías, o enlutadas (Motacilla alba yarrellii), o como se diga, se dieron de lo lindo.








Cada año más frecuentes, al menos por Gijón, es fácil localizar a esta variedad de las Islas Británicas invernar en nuestras tierras, y tienen más predilección que la raza autóctona por ocupar terrenos costeros, como playas, dunas, o directamente acantilados.

Son fáciles de localizar, con ese color tan oscuro, aunque van quedándose más pálidas a lo largo del invierno según desaparece definitivamente su espectacular librea reproductora.








Estas 2 estuvieron largo rato persiguiéndose, y finalmente volaron como 2 polillas la una frente a la otra, espasmódicamente, lanzándose ataques.







Era como una bola de plumas negras lanzándose al frenesí, lástima que tuviese mal configurada la cámara para un momento de acción que no me esperaba, y la luz era mala también.








Conviven otras lavanderas en el mismo espacio, en este caso la más pacífica lavandera cascadeña (Motacilla cinerea), que sí que tiene en común el desplazamiento de su hábitat en invierno, desde las zonas húmedas de ribera de la época reproductora, a la costa en invierno.

Zampullín chico de vuelta al Parque Isabel

Hacía años que no veía a los zampullines chicos (Tachybaptus ruficollis) en el parque Isabel. Fugazmente localicé un ejemplar este otoño.
Me acuerdo cuando criaban aquí, por desgracia después de una serie de desgraciados encuentros con especies introducidas desaparecieron del mapa, no solo como nidificantes.
A ver si se animan.

Fochas comunes a picotazo limpio

Las fochas comunes (Fulica atra) cuando se enfadan son temibles y su pico un formidable arma, además son muy escandalosas, y se sabe de lejos cuando va a haber tangana.
Focha a la carrera...




...y otra en dirección contraria...mal asunto.









Choque de trenes...









...y no se cortan a la hora de armar follón...








...no es hora de estar en celo y zurrándose como antes de la época reproductora...





...pero entre los calores que hubo hasta hace bien poco y la rica y "especial" dieta del Parque Isabel, parece que las fochas del parque pasaron por una explosión hormonal.








Afortunadamente la sangre no llega al río, menos mal, porque un combate múltiple entre las abundantes fochas del parque sería todo un espectáculo de lucha.

El temporal golpea fuerte

El primer temporal, que ya nadie esperaba (yo pensé que ya íbamos a empalmar con el verano que viene) les ha dado un buen revolcón a las aves marinas, y son decenas los alcatraces atlánticos (Morus bassanus) que están llegando cadáveres a nuestras playas.
Da pena, pero es que han pasado por delante de nuestras costas 1.500.000 ejemplares en migración, y es lógico que los más débiles mueran.



Otros buscan refugio en bahías abrigadas como la nuestra de Gijón y nos dieron alegría y vidilla a los aficionados a la pluma, en este caso, 2 ejemplares de charrán patinegro (Sterna sandvicensis).










El ejemplar de la derecha, que aún es un 1er invierno, si no me equivoco, pedía insistentemente comida al adulto, que le miraba como miro yo a mi hijo cuando me pide, tumbado en el sofá, que le traiga las zapatillas, en fin...









Y otros, como este chorlito gris (Pluvialis squatarola), que lleva unos días en Gijón, simplemente aguantan tranquilamente, parece que se quedará el invierno con nosotros.

La carretona

Como no sigo demasiado los foros de rarezas, no me enteré hasta muy tarde de la presencia de una cerceta carretona (Anas querquedula) en el Parque Isabel.


















Supongo también que al no saber nada me prestó por la vida, ya que no es en absoluto habitual que esta especie se vea en invierno en Asturias.












Es más, es rara en toda Europa, ya que fuera de la época reproductora se marchan a África a pasar el frío.










Sí que se ven, en cantidades modestas, en el paso de primavera, casi siempre por unos pocos días, a veces unas horas antes de seguir viaje al Norte.









Vistas las fotos aisladas, puede parecerse someramente a las hembras de otras especies de anátidas, igualmente poco destacable su plumaje. Pero es al ponerse al lado, de por ejemplo, una azulona, cuando vemos su escaso tamaño, que llama inmediatamente la atención.











Una patita muy guapa, que, para más deleite personal, posó con toda naturalidad para las cámaras que allí estábamos, como si hubiese nacido aquí, así da gusto.

Unos gansos raros de narices (o de picos)

Los que vimos el otro día por el Parque isabel, en concreto, 3 como este, ¡vaya bichos!
Pues esto es lo que sale cuando mezclas...











...a papá ánsar indio (Anser indicus)...


















...y a mamá barnacla canadiense (Branta canadensis).











No seré yo quien se oponga al mestizaje, porque el amor en estos casos siempre gana a las normas establecidas, y en este parque son muchos los casos de aberraciones de este tipo.

Como en los bebés humanos, una atenta observación saca cosas de los 2 padres.

Las patas, el cuello y el pico, de papá; el tamaño, el cuerpo y los andares, de mamá.
Todos contentos, pues...

El ánsar piquicorto: una entrada inesperada.

Y es que el ánsar piquicorto (Anser brachyrynchus), si hiciésemos una encuesta entre los amantes de las aves del Parque isabel, no sería el ave que esperábamos ver esta temporada por estas fechas.











Escaso, lejano, infrecuente, no se prodiga, y menos en el parque, así que hay que aprovechar para ver a este "pequeñín", de contenido tamaño en relación al grupo de gansos domésticos en el que lo encontramos, y parece relativamente bien integrado.









Cuando lo vi la primera vez, estaba durmiendo, tardó tiempo en despertar, y aún así, parecía adormilado. El hecho de ser un juvenil, y el amodorre, le daban un aspecto de cansado y abatido.








Espero que esté mucho tiempo con nosotros para poder disfrutarlo, no siempre se ve una rareza con estas facilidades y tan cercano.











Y él, que descanse, se recupere, y más tarde o más temprano, que vuelva sano y salvo a Islandia. O a Groenlandia.