sábado, 4 de agosto de 2012

Lugares donde ver aves: Laguna de Tarelo, Cádiz: gaviotas picofinas, garcillas cangrejeras, martinetes y muchas más

Ya terminando mi estancia en Cádiz, me apetecía acercarme a Doñana, y cerca de Sanlúcar de Barrameda hay un trocito de Cádiz que pertenece al Parque Natural de Doñana, y allí me fui, por probar si se veía algo.
Buffff, cuantas aves concentradas en tan poco terreno, aunque lo más valioso en mi caso fue ver a mis primeras gaviotas picofinas (Chroicocephalus genei), y además un montón, había allí de todo un poco, todo un poco a granel...









A la laguna de Tarelo se llega pasando Sanlúcar de Barrameda, y luego el pueblo de Bonanza, y al final hay una lengua de tierra al Sur del Guadalquivir en la que se rellenó un enorme socavón artificial, dejando que se inundase. El experimento salió perfecto, porque esta pequeña laguna está plagada de aves, que además crían en grandes números aquí.










No llevaba telescopio, lo que hubiese sido ya el nirvana, así que me tenéis que disculpar las malas y lejanas fotos, si las ampliáis se ve mucho mejor.

Como os decía, lo primero y que más urgentemente me llamó la atención fue la cantidad de gaviotas picofinas que había.









Estaban muy mezcladas con gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus), y contra todo pronóstico, a larga distancia me resultó algo complicado diferenciarlas.





A los pocos minutos, una combinación de mayor tamaño y corpulencia, el tono más rojo coral de las patas, la cabeza libre de "boina" negra, y en especial un pico más largo, y ligeramente torcido hacia abajo, acabó de sacarme de dudas a las picofinas respecto a las reidoras...pero no es tan fácil como parece...

Fue una pena no llevar el telescopio porque muchas de las gaviotas picofinas iban anilladas, hubiese sido un sueño encontrarme a las tan esperadas picofinas, y además con mis queridas anillitas, pero a prismático, a esa distancia era absolutamente imposible leer nada.



Son unas gaviotas guapísimas, en todo caso, con una mirada extraña, muy diferente a la de la reidora.












Ya os habréis fijado en las fotos: no solo había gaviotas, no, había de todo un poco, una mezcla que satisface a cualquier ornitólogo. Aquí es todo a lo bestia, y me imagino que cruzando a la otra orilla, en el corazón del Parque nacional de Doñana, tiene que ser como para tomar la pastilla para el mareo antes de sacar los prismáticos.



Había una gran colonia de garcetas comunes (Egretta garzetta), con más garcillas cangrejeras (Ardeola ralloides) de las que hubiese visto nunca antes. Una maravilla.






Las garcillas cangrejeras eran en su gran mayoría adultas, aunque sospecho que había pollos entre las ramas, bien escondidos.
Y la colonia continuaba por la parte de atrás de la isla central y en las orillas a las que no podía acceder.






Las garcetas comunes, abundantísimas, de todas las edades.










Algo menos abundantes, las garcillas bueyeras (Bubulcus ibis).









Hasta salió de la espesura un juvenil de martinete común (Nycticorax nycticorax). En el centro de la imagen.






Ya las habréis visto en las otras fotos: hay varias espátulas (Platalea leucorodia).









Y otras aves sueltas: cigüeñuelas (Himantopus himantopus), ánades azulones (Anas platyrynchos), gaviotas sombrías (Larus fuscus)...





También sobrevolaban la laguna charrancitos (Sternula albifrons), pero ni una foto buena me dejaron hacerles.








Hacía un calor terrible, y me estaban literalmente comiendo las moscas. Una araña, que me dan un miedo tremendo, me ayudaba comiéndose las moscas que le atraía yo. No tengo ni idea de que especie puede ser (ayuda), pero sin duda era una gran cazadora.












Cuando ya me iba, un carricero se posó cerca. De espalda tenía dudas, por su corpulencia, de si se trataba de un carricero común o de un carricero tordal (Acrocephalus arundinaceus).





Al mirar para mí, y aunque no soy ningún experto en carriceros, y realmente es el primero tordal que veo, ya que en Asturias no es que abunden para nada, puedo entender que el pico, grueso y fuerte, la complexión robusta, las patas gordas y oscuras, el listado blanco y gris del pecho...me inclinan hacia el carricero tordal.












Bueno, pues de nuevo la naturaleza gaditana me abrumó, y eso que solo son retazos a nivel de turismo, no me importaría pasar una temporada por aquí más a fondo...me despidió un somormujo lavanco (Podiceps cristatus)...y seguí caminando por los pinares, eso para otra entrada, porque aunque casi me costó una de mis vidas, lo pasé (de nuevo) pipa...














6 comentarios:

  1. Ya te veo volver con el telescopio...La araña pueden identificarla en Arañas de Asturias.

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    1. Lo eché de menos, pero era o los bañadores del crío o el telescopio, adivina quién ganó.
      Tendré que tomarme 1/2 botella vino pa entrar en una página que mi tradicional aracnofobia me dice que será un sufrimiento seguro, pero lo intentaré, gracias...

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  2. Un lugar para quedar una buena temporada y desde luego, no aburrirse. Saludos

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    1. Para quedarse media vida, la diversión (bien entendida, y no gratuita), está garantizada. Saludos, Miguel.

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  3. Impresionante!!!Vaya cantidad de aves que hay por ahí,con el telescopio tiene que ser para quedarse horas y horas.Buena observación la del tordal,nada fácil por aquí.
    Salud !!

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    1. Sí que se podía pasar muy bien con el telescopio, si no te merendaban los insectos.
      El tordal vino hacia mí, no tiene mérito.

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