Ya desde finales del mes pasado aparecieron masivamente los ánades azulones (Anas platyrynchos) por el Parque Isabel de Gijón.
En grandes grupos, van poblando las charcas con un plumaje único, muy diferente a su plumaje original, tras haber dejado atrás la fiebre reproductora.
El pico completamente amarillo, sin manchas irregulares nos salvará a la hora de diferenciarlo del plumaje similar de una hembra o de un juvenil, de un simple vistazo, aunque el cruce que hay con razas domésticas, que en este parque hay ejemplares de 2ª y 3ª generación, nos puede complicar algo este sistema.
Van entrando también las garzas reales (Ardea cinerea) invernantes, en dispersión desde sus zonas de reproducción, que acompañan a las locales garcetas comunes (Egretta garzetta).
Sorprende lo mucho que cuesta localizar a las grandes garzas reales en los árboles. Conservan una postura inmóvil durante horas, y a veces se nos olvida lo grandes que son.
Sin embargo las pequeñas garcetas, con ese plumaje blanco no solo deslumbran al fotómetro de la cámara, son fáciles de ver a distancia.
Además, sigo viendo al porrón europeo (Aythya ferina) veraneante.
No sé si será buena elección como destino vacacional, porque están aflorando tapinos de algas que indican una fuerte eutrofización fruto de la sobreabundancia de nutrientes y un agua más que caliente. Crucemos los dedos.
De gaviotas, pocas pero interesantes. Hay ya todo un hospitalillo de gaviotas con dificultades, que encuentran en este parque un santuario en el que sobrevivir. Por ejemplo esta gaviota patiamarilla (Larus michahellis), con un ala en mal estado.
Alguien dirá que no merece la pena que sobrevivan artificialmente, y que es trastocar la naturaleza, pero viendo a mi querida gaviota sombría (Larus fuscus) "Pordioserina", que lleva un año luchando por sobrevivir, y a la que finalmente parece que le están mudando las primarias, después de todo un calvario...no sé, doy por seguro que yo mismo ya la habría palmado hace años en la naturaleza, más después de romperme el pie este invierno, y quizás un poco de caridad (un poco) no sea algo tan malo para estos seres vivos sufrientes, será que me vuelvo viejo.
Las que siguen llegando son las gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus), algunas identificadas como checas y polacas repiten año tras año, ya os pondré sus historiales en otra entrada.
Y un montón de gaviotas grandes juveniles, que me hacen sudar para asignarlas a una u otra especie. Prometo una entrada con ejemplos de gaviotas fáciles y otras muy difíciles con las que seguro que me estrello.
Esta creo que podría ser una sombría. Podría.
Para otro día sigo con más meteduras de pata.
Muchas entradas pendientes (muchísimas) y poco tiempo, espero que perdonéis mi retraso, que ya es de un mes entero.
Felicidades por este precioso blog que acabo de descubrir y que, sin duda, seguiré con regularidad.
ResponderEliminar¡ Gracias !, espero que te guste y no defraudarte en las futuras entradas.
EliminarComienza la época de las anillas, tendré que llevar prismáticos (añadidos a las gafas normales) a partir de ahora...
ResponderEliminarPues están viéndose poquísimas anillas, lo que quizás signifique que las gaviotitas están saltando de Francia al Atlántico con parada en Galicia, sin pasar por el Cantábrico...suerte para los gallegos.
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