Pues lo normal en una zona con 2 humedales y un río sería empezar hablando de aves acuáticas, pero a finales de julio, como visteis en mi anterior entrada, una de las lagunas estaba seca, y la otra, casi vacía.
Así que empiezo por las otras aves, que sí eran abundantes.
Lo más abundante, los mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus), que cubrían cada arbusto, se ve que estaban llegando, desde entonces sigo viéndolos casi cada día.
Con ese amarillo chillón, no son difíciles de detectar, aunque sí de fotografiar, entre las hojas.
Todo el camino, amenizado por las familias de tarabilla común (Saxicola torquata), muy cariñosas siempre.
Cuando me da por ver a un ave, se me repite muchísimo. Este año le toca al papamoscas gris (Muscicapa striata), lo veo en casi cualquier sitio, y en grandes cantidades.
Son aves silenciosas y crípticas, pero también muy tranquilas.
Y con afición por las perchas, lo que facilita las cosas.
A finales de julio estaba todo lleno de volantones, con cara de despistados, como este pinzón vulgar (Fringilla coelebs).
Y muy esfamiaos, porque en cuanto le echamos unas migas, se hizo amigo nuestro para siempre.
Les espera un reto muy duro por la supervivencia, pero por ahora la comida abundaba, y en otoño, aún abundará más.
Los volantones de jilguero (Carduelis carduelis) también se ponían las botas con tanta semillita.
Y es que con tanto herbicida a alguien se le olvida que las humildes plantas ruderales son muy importantes para estas especies, que no deben faltar en nuestros parques.
Igualmente, como bien sabe el amigo Miguel, disponer de una zona con algo de agua accesible para los paseriformes es una fiesta para estos pequeños en los meses de calor.
Los gorriones comunes (Passer domesticus) disfrutaban de lo lindo sobre una pequeña surgencia en un prado que formaba una somera lámina de agua limpia.
Y además estos prados inundados siempre ofrecen semillas e insectos, enmedio de la seca que estamos teniendo este año.
A la sombra de los pinos, en una finca en la que crían también los gavilanes, los busardos ratoneros (Buteo buteo) se ponían en marcha.
Apatrullando el parque para disgusto de sus vecinos, posibles presas.
Dejo para el final el escaso rédito que nos da la Charca de la aliseda pantanosa: unos pocos ánades azulones (Anas platyrynchos), y alguna gallineta común (Gallinula chloropus).
Un par de semanas después, pude ver en esta misma charca el espectáculo de centenares de patos que cubrían todo el espacio disponible, pero eso para dentro de unos días, en otra entrada.
¡Voy con mucho retraso!
Gracias, había buena luz.
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