El viernes pasado me pasé por Zeluán. Había una marea muy alta, y solo quedaban al descubierto unos pocos metros cuadrados de arena y rocas, pero pensé que eso haría más fácil la observación.
Pero hacía buen día, y aparecieron 2 parejinas con sus respectivos perros, y en 3 visitas consecutivas espantaron todo lo que había, que era bastante. No vamos a entrar en calificativos, para que veáis la inteligencia del personal, solo deciros que uno de ellos azuzó al perro contra las gaviotas, y como el perro pasó de todo, y le debió fastidiar quedar como un zoquete delante de las chicas, agarró una roca de un tamaño tal que todavía le debe estar temblando el ojete al chaval, y con mi más total alucine, se la lanzó a los pájaros.
Sin comentarios, estas cosa hacen que me explique muchas cosas de cómo va el país...
Bueno, a los páxaros. pues nada, la mayoría de las aves, o quedaron en el mar, o quedaron a 500 metros lineales de mi posición, así que fue una tortura ir buscándolos a todos, no digamos tratar de fotografiarlos, espero que perdonéis la colección de malas fotos que os traigo.
Lo que más me prestó, de nuevo, fueron los cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo), había más de 80, y verlos evolucionar, como un escuadrón naval, por la ensenada, algo espectacular.
A última hora, cuando al fin se fueron los idiotas, se subieron en masa a la única roca emergida, y pude localizar 2 anillados, a uno ya os lo puse en esta entrada: GMC, galés. Y al otro solo pude hacerle una lectura parcial, "4842", llevaba un chapón metálico tremendo, pero a no ser que seas buzo, y muy discreto, difícil tarea leer los número completos del código.
En esta misma roca se refugió una solitaria garcilla bueyera (Bubulcus ibis), siempre con la mirada un poco loca.
La acompañaban media docenita de vuelvepiedras (Arenaria interpres).
Había más limícolas, pero hasta última hora, muy lejanos. Por ejemplo, un grupito de correlimos comunes (Calidris alpina).
En el otro extremo, y apenas reconocibles, 8 archibebes claros (Tringa nebularia) acompañaban a un grande combatiente (Philomachus pugnax).
Directamente imposible de fotografiar, un andarríos chico (Actitis hypoleucos) acompañaba a los correlimos comunes.
Más o menos igual de penosamente lejanos, incluso para el más potente de los aumentos de mi telescopio (120X), unos chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula).
A última hora se posó una garza real (Ardea cinerea), una jovenzuela.
Cerca había un cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) al que me fue imposible fotografiar.
De gaviotas, poca cosa, y además es muy difícil seguirlas posadas en el agua (no digamos leer anillas).
Había una que me pareció ser una gaviota cáspica de 2º invierno, aunque luego César me dio claves para verla más bien como una gaviota patiamarilla (Larus michahellis). Acepto su criterio.
Había un par de gaviones atlánticos (Larus marinus), los 2 adultos, que destacaban mucho entre las más chiquitinas sombrías (Larus fuscus).
Y de gaviotas pequeñas, siguen varias decenas de reidoras (Larus ridibundus).
Y camufladas entre ellas, 3 gaviotas cabecinegras (Larus melanocephalus), resultaba no tan sencillo, a larga distancia, separarlas de las reidoras.
Siempre, no falla.
ResponderEliminarLes pegué un 1er toque y se largaron, pero luego volvieron 2 veces dando la lata. Estaba solo y con un pie que no me permitía ni echar a correr ni liarme a bofetadas, y el más ligero de los 4 (estaban como para rifarlos en una feria)pesaría los 90 kilos (no es broma), así que no me quedó mucho remedio. Y con 2 perros que muerden.
Si llamo al SEPRONA, entre que llegan o no, y si llegan, ya perdí la tarde, es todo así, Ángeles.
En mis tiempos de crío todos los paisanos tenían una escopeta de cuando la guerra que cargaban con sal, a mí me cayó algún trabucazo robando fruta en las fincas cerca de mi casa, y había paz, nadie se pasaba de la raya; hoy en día a alguno le vendría bien llevar el culo caliente para casa, pero son otros tiempos, lástima.