jueves, 1 de marzo de 2012

Novela gráfica y el Holocausto: MAUS, de Art Spiegelman



MAUS es probablemente la novela gráfica que marcó la evolución posterior de la historia del cómic.
Fue publicada primeramente por partes, en la revista Raw, desde 1.980 a 1.991, y posteriormente, al darse cuenta de la necesidad de reeditar la historia, recopilada como obra completa desde 1.986, en 2 tomos, y luego como obra unitaria.
La versión que yo manejo, excelente,  es de la Editorial RANDOM HOUSE MONDADORI, en la colección Reservoir books, de 2.009, nada menos que la 8ª edición. Podéisencontrarla casi en cualquier sitio, a mí me gusta en AMAZON. Sigue reeditándose cada año, y es que sigue vigente, y lo seguirá.
Por los 21€ que cuesta, son 300 y pico páginas que os pueden cambiar del revés, quién sabe si os harán amantes del 8º arte (el cómic), desde luego os enseñará mucho sobre la especie humana, concretamente sobre lo mejor y lo peor de ella.
Recomiendo encarecidamente que la busquéis y la compréis, es indispensable, y si tenéis hijos adolescentes, dejádsela debajo de la almohada, y que la lean: a no ser que tengan el corazón de madera y el cerebro de pedernal, lo agradecerán.
Si todos leyésemos cosas como esta no habría tanto odio, ni tanta frivolidad, ni mucho menos, y no es menos importante, neonazis por la calle.
Sigue siendo la única novela gráfica que haya ganado el premio Pulitzer, en 1.992, lo que da una pista de su importancia y de su calidad.
MAUS no es una historia fácil, ni de leer, ni de asimilar, pero es necesaria, y no se aparta un milímetro de lo que yo entiendo que es una historia realista y veraz.
Art Spiegelman, dibujante y guionista de comic, cuenta de manera magistral la historia de su padre, Vladek, pero al hacer memoria salva el legado de los millones que sufrieron a su lado.
La cuenta en tiempo real, mientras su padre, por su avanzada edad, lo llama para que lo ayude en su día a día, y también en tiempo pasado, pues aprovecha para preguntarle por su estancia en los campos de concentración nazis en Auschwitz.
Así que tenemos 3 historias: la epopeya increíblemente dura de Vladek en la 2ª Guerra Mundial, la historia de Vladek, sus manías y personalidad paranoica, en los años 80, y la propia historia del autor Art Spiegelman, y su transformación ante la dimensión que la historia que le cuenta su padre va alcanzando, y la conmoción que le causa.



Antes de hablar del guión, hablemos de la técnica, radical en su día, que utiliza Spiegelman para dibujar la historia, no solo fue novedosa, también polémica y descarnada: asignó a cada grupo social de personajes un animal, creando animales antropomorfos que no dejan indiferentes (creo que es lo esperaba el autor) a nadie.
Así, los judíos son ratas. (El autor es judío). Los nazis (claro) son gatos. Los polacos…cerdos (hay que leer la historia y también mucha Historia para tratar de entender, que no justificar, la razón). Los franceses, ranas.  Los americanos, perros (sigue la lógica). Los gitanos, grillos…y así, un variopinto zoológico, que poco a poco va dibujando un 2º plano que cuenta lo que no cuenta directamente el autor, pero sí su subconsciente (aunque el subconsciente del autor bien podría ser la disfuncional personalidad de su padre, Vladek).

La historia entrelaza el conocimiento mutuo que se va estableciendo entre Art y su padre, la presencia siempre dolorosa de la ausencia de la madre, Anja, que aunque sobrevive a los nazis acaba suicidándose, loca de dolor ( uno se pregunta cómo sobreviviríamos cualquiera de nosotros a recuerdos tan atroces). Y finalmente, la presencia del hermano mayor del autor, un niñito que muere horriblemente en la represión a los judíos en los guetos polacos, pero que siempre circula, como un fantasma, en la vida de todos los personajes.
La narración de los encuentros entre padre e hijo son todo un tratado del vacío intergeneracional, de los mil malentendidos y silencios que existen cuando las vidas, ya sean del padre o del hijo, son tan absolutamente diferentes que reafirmar el cariño entre uno y otro es imposible, apareciendo siempre la extrañeza, y finalmente (no parece una licencia narrativa del autor) la comprensión, el perdón mutuo, y la expiación del dolor, el del padre, el del hijo, y con la publicación póstuma de MAUS, el de toda la familia.

Pero, sin duda, la historia que a todos los lectores nos conmovió, fue la de las peripecias que a los padres del autor les suceden, en el paso desde su vida cómoda en una rica familia judía de preguerra, hasta la liberación de los campos de concentración.
Es difícil describir la barbaridad que supuso la construcción de los campos de concentración, es ciertamente difícil, y más aún en Auschwitz, donde todo lo innombrable era realizado a diario con una profesionalidad y organización que sigue poniendo los pelos de punta 70 años después.
Pero asistir de la mano del personaje de Vladek al día a día, a las penalidades, humillaciones, faltas de todo tipo de humanidad en los actos que allí suceden…es mucho más difícil aún, una convivencia continua con la muerte, el dolor, la enfermedad, el hambre, cotidianeidad que se convierte en un rápido tobogán que envío a la muerte a un millón y medio de judíos en un tiempo cortísimo, apenas unos meses.



Pero Vladek es inteligente, tiene ganas de vivir, ¡y está enamorado de su esposa!, y a cada nueva salvajada de los carceleros, del frío, del hambre más atroz, consigue arreglárselas para salir adelante, para sobrevivir (porque la palabra no puede ser vivir) un día más. Pasan decenas de personajes a los que Vladek ayuda, pero finalmente, es el único que sobrevive, bueno, no el único, pero eso no lo voy a adelantar, sería destrozar el final de la historia.
Se han escrito tesis enteras sobre esta maravillosa y contra todo pronóstico ¡ya es difícil! Optimista obra, que algunos (y yo me incluyo), ponen a la altura de las historias, las pruebas, que Ulises en su Odisea supera en la Ilíada de Homero para poder regresar junto a su amada, al hogar.








Y una vez sobrevives, el autor describe el proceso de luto, casi tan terrible como el propio sufrimiento en los campos: el desprecio de los antiguos vecinos, la diáspora de los judíos por Europa, el terror de las pesadillas, los suicidios, el álbum de fotos familiar lleno de las fotografías de los desaparecidos para siempre, las riquezas personales en manos de quienes perdieron la guerra, pero ahora dominan la economía, con sus apellidos de sangre lavados con dinero, y en nombre de la lucha contra el comunismo…definitivamente, el libro, que se lee de una tirada, tiene muchas lecturas, escarba de tal manera en la realidad que una vez has terminado la historia, te das cuenta de muchas cosas, demasiadas, quizás, sobre cómo se ha contado (poco, mal, sin entrar en detalles y hablando de la masa de judíos como si no tuviesen cada uno de los millones de muertos una historia diferente que contar) el exterminio judío.


No os dejará indiferentes mientras viváis.

10 comentarios:

  1. Más que una reseña, una crítica excelente. Desconocía la existencia del comic, y lo apunto en la primera línea de la agenda.
    Saludos.

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    1. Gracias, César, yo lo descubrí hace un montón de años y de vez en cuando viene bien una relectura.

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  2. Reafirmo tus palabras, el cómic es una maravilla y tu crónica es estupenda, se la pasaré a G. que lo está leyendo ( qué casualidad) .Por cierto espero que estés mejor de tu caida.

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    1. Hola, María. me alegra saber que G. la está leyendo, espero que entienda bien la historia y que entre en el mundo de la novela gráfica, que es una escuela de vida.
      De la caída estoy hasta el gorro, tengo unas ganas de caminar sin muletas que ni te imaginas, pero viendo lo que hay por ahí, me callo, tú sabes que lo mío es una tontería en comparación.

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  3. Pues a raíz de verlo aquí ya lo he conseguido y hoy de noche comienzo a leerlo...tiene una pinta bárbara.
    Gracias Ivan.

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  4. Pues lo vas a leer de un tirón, ya verás. No es una temática dulce, ni divertida, pero a veces hay que tragar saliva y sumergirse en la realidad. Te gustará.

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  5. Un gran texto, de lo mejor que te he leído, se nota que la obra te inspira (a lo mejor el pie "en cabestrillo" también). Habrá que buscar ese cómic y leerlo. Si resulta la mitad de apasionante que transmite tu crónica tiene que ser una pasada.

    Salud.

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    1. Esta obra inspira a cuelquiera. Si no te apatece comprarla, es un clásico que se encuentra en practicamente cualquier biblioteca.

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  6. Hola, Iván. Soy Maya. Me gustó mucho tu reseña del libro. Ya me lo leí. Mi hemano me lo recomendó, y la verdad es que me gustó y me interesó mucho.
    Un saludo.

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    1. Hola, Maya. No es una lectura cómoda, mucho menos a tu edad, pero es muy honesto el tratamiento que da al Holocausto el autor del cómic, y se capta perfectamente la barbarie que perpetraron los nazis, así que sigue siendo una obra más que recomendable.
      Me alegro que te haya gustado, espero que no te asustases demasiado.

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