Con el frío invierno la biomasa de insectos disminuye mucho y los pocos pájaros insectívoros que quedan usan la imaginación para capturarlos.
Los mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita) de los pedreros marítimos de Gijón son un ejemplo, esperando las mareas bajas para que las algas al descubierto atraigan con su putrefacción a los pequeños insectos de los que se alimentan.
Hacen mil acrobacias detrás de sus presas, y suplen su habitual escenario arbóreo por otro más marítimo sin problema alguno.
No hay nada como la necesidad para agudizar el ingenio.
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