Hace una semana comprobé que en determinados
sitios clave hay especies amenazadas que no solo aguantan sino que aumentan
cada año. Especies importantes por estar en el limbo de la desaparición, aves paseriformes
migratorias con problemas en sus lugares de cría, con un empeoramiento radical
de las condiciones del hábitat y dificultades para encontrar insectos que
comer; y problemas en sus cuarteles africanos de invernada en el Sahel, con
sequías, caza directa y una migración cada día más complicada por el cambio
climático.
Por eso es tan importante mantener en buen
estado pequeños retazos de bosque maduro, aunque como en este caso, la
carbayera de los Maizales de Gijón, se trate de un entorno muy humanizado.
Aquí puede descansar el papamoscas cerrojillo
(Ficedula hypoleuca) en su camino al Norte, hubo
primaveras en las que no llegué a ver ninguno, este año llevo unos cuantos, y
es una buena noticia.
Ojalá se quedase aquí a criar, pero por la mancha tan pequeña en la frente (subespecie europea, no española), parece un individuo de los que prefiere latitudes más altas que esta.
El colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus)
se estaba haciendo peligrosamente escaso estos últimos años, pasando de ser un
ave común a refugiarse en unos pocos puntos concretos. De ahí la importancia de
mantener áreas en buen estado, con arbolado maduro, rodeado de superficies más
degradadas pero con la cobertura mínima suficiente para dar apoyo a los puntos
de mejor calidad.
En el caso de esta carbayera, se ha ido
desnaturalizando bastante, al quedar fuera de la protección que su gemela
Carbayera del Tragamón tiene, pero sus magníficos robles centenarios aún
mantienen unas copas espléndidas que dan refugio a más de 20 especies de aves
reproductoras, y los alrededores, aunque cada vez más urbanizadas, aún
mantienen zonas con prados, y divisiones de fincas con muro seco o sebes
arbustivas capaces de dar cobijo a la fauna invertebrada de la que se
alimentan, así que por ahora van librando.
Y si hubo años en la pasada década en la que
solamente esta carbayera y otro par de ellas daban datos de reproducción escasa
de esta especie, a día de hoy, y tras varios años de seguimiento puedo decir
felizmente que el colirrojo real progresa adecuadamente en su reconquista de
los espacios periurbanos de Gijón, y este año me lleve la alegría de ver que en
esta carbayera son ya 2 las parejas que están por la labor de criar, y me los
he encontrado en 6 de los 20 puntos del censo del SACRE de la SEO , lo que es un record personal
para esta especie.
Pues nada, que siga así de bien la cosa.
Como veis, muy diferente el colorido macho de la discreta hembra.
Entre las más de 2 docenas de especies de aves que crían aquí, alguna ilustre, como el pico picapinos (Dendrocopos major).
Y otras especies más comunes, como el petirrojo (Erithacus rubecula). Ligado a las ramas.
O el humilde zorzal común (Turdus philomelos), más andarín.
Supongo que a todos les ayudará el tener el Botánico al otro lado de la carretera. Este año ya he visto un Colirrojo real por el jardín, también espero que críen aquí. Un saludo
ResponderEliminarSí, es un hábitat bien diferente, son complementarios, y enriquece a la fauna.
EliminarEs una buena noticia la del colirrojo real, especie bonita donde las haya y que sufrió un importante declive. La verdad es que esa zona de Gijón es una gozada, no has elegido mal...
ResponderEliminarSí, es uno de mis pájaros favoritos, y sería una pena que desapareciese.
EliminarPor la variedad y el colorido parece que estuvieras en un clima tropical. No en vano va eso de "Asturias Paraiso Natural" Un saludo.
ResponderEliminarPara lo pequeña en extensión que es esta área, la verdad es que tiene una biodiversidad envidiable.
EliminarCompletamente de acuerdo, esas zonas son importantísimas y han desaparecido de muchas zonas litorales, daría algo por tenerlas en Gozón.
ResponderEliminarTristemente Gozón es un ejemplo de cómo dejar un territorio sin árboles maduros, es tremendo.
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