Debido a los fenómenos meteorológicos que tan bien describe Jorge Valella en su blog, hoy salí por la costa de Gijón, y no encontré practicamente nada: algún vuelvepiedras (Arenaria interpres), y gorriones...
No pasa nada, Gijón bien merece un paseo. Iba muy bien acompañado, de la mano de mi amor, hacía frío pero salía el Sol y te calentaba la cara, y no me dolía el pie, no estaba nada mal la cosa.
Cambié el teleobjetivo por el gran angular, y volví a intentar fotografiar Gijón desde la costa, tratando inutilmente de atrapar su belleza y su cadencia. Son muchos años haciendo el mismo camino y repitiendo el mismo rito, y sigo sin descubrir el misterio de su hechizo.
Porque en cada curva del Muro de San Lorenzo el paisaje cambia, y cada vez que la luz salía, o se ocultaba en una nube, Gijón volvía a ser de nuevo mi primer paisaje.
Viví mis 2 primeros años frente al mar, en la playa de San Lorenzo. Fue el primer paisaje del que tengo recuerdo, mi primera aventura, y sin duda, mi primer miedo, y todo eso se refleja en mis pesadillas, que nunca andan lejos de la Escalerona, pero también en lo mucho, muchísimo, que me cuesta alejarme de esta luz y de esta particular Arcadia.
Y no me cansaré nunca de fotografiarla, aunque a veces necesite un empujón para cambiar de objetivo a la cámara...
Me alegro que te guste, mañana con olas de 7 metros rompiendo, sí que va a estar espectacular (si nos dejan llegar, claro).
ResponderEliminarEs raro, si no había ni gaviotas es que las espantó algún can. Hoy al atardecer había unas 60, no localicé anilladas.
ResponderEliminarSaludos.
Dimos un largo y pausado paseo y no había literalmente nada.
Eliminar¡A ver qué trae mañana el temporalón!