domingo, 1 de abril de 2012

El vómito de las gaviotas también es ciencia

El día de la huelgona me reclutó César Á. Laó para ir al puerto del Musel a contabilizar egagrópilas de gaviotas.
Resultó una actividad entretenida y con mucho trasfondo detrás.

(Las fotos son mías, pero hechas con la cámara de César).

1º hicimos unos recados por los alrededores, viendo cosas interesantes: Un chorlitejo grande y otro chico (Charadrius hiaticula / dubius), un charrán patinegro (Sterna sandvicensis) en paso, un cuchara europeo (Anas clypeata), varios ánades azulones (Anas platyrynchos), y bastantes gaviotas patiamarillas y sombrías (Larus michahellis / fuscus). Una de las patis, 2BJ.F, estaba anillada, en el País Vasco.

Y luego entramos en el Musel, menuda pateada entre depósitos enormes de carbón, y hectáreas y hectáreas de hormigón. Mi opinión al respecto, la podéis imaginar, más cunado el puerto estaba vacío de barcos, me parece que el superpuerto más bien es el supermuerto...







Pues nada, se trataba de localizar egagrópilas de gaviota en un tramo del puerto exterior, y apuntar su contenido. El trabajo era más interesante de lo que parece, muy bien estructurado, y la localización del tramo a censar, muy inteligente, porque al estar rigurosamente cerrado al tráfico humano, no está interferido por la actividad humana, y además no hay paso de otros animales terrestres que pudiesen sesgar la muestra.
Ya solo quedaba enfrentarse a varios cientos de manchas blancas...


Encontramos de todo. Por ejemplo, huesos de mamíferos, como este trozo de mandíbula, posiblemente de conejo.











También huesos de ave, y pinzas de cangrejo, como los de la foto.










No faltaron los acúmulos de espinas de pescado.












Esto dentro de lo "comestible". Porque dentro de las rarezas y basuras varias que encontramos, aparecen por ejemplo, hierba, indigerible.
Cuerdas, trozos de plástico, 1/2 suela de zapato, conchas de molusco, me imagino que sí aprovecharon la carne de sus moradores.
Y me llevé de recuerdo una chincheta de gran tamaño que a cualquiera de nosotros nos hubiese causado un ingreso seguro en vuestro servicio favorito de urgencias. Aparentemente la gaviota sobrevivió, porque si no hubiese aparecido el cadáver con el estilete. Realmente son animales duros hasta lo imposible, las gaviotas.
Me gustó encontrar también indicios de nidificación, eso es que están tranquilas por aquí.


Vale, llegamos al final (en estas estructuras tan enormes, se pierde el sentido del tamaño, todo es inmenso, las distancias y las alturas también).










Los resultados: un montón de valiosos datos.
No solo se extrae directamente los indicios de la dieta, también comparándolos con series de otros años, sabemos cómo varía la dieta, y extrapolándolos, obtenemos una historia interesante, en este caso (aunque es más complejo), sacamos las interacciones con la gestión de las gaviotas en el vertedero al aire libre de Gijón, y su relación, por una parte, con el nº bruto de gaviotas en la ciudad, y por otro, con la anidación de las patiamarillas en el casco urbano (que es motivo de protesta y de gastos en erradicación de los nidos).

Observar aves es algo maravilloso, pero llevo censando a estos organismos hace varios años, y cada vez estoy más convencido de la necesidad de poner negro sobre blanco datos objetivos y rigurosos, es la única manera de saber algo sobre las aves, y no solo de manera intuitiva, si no científica.


Así que lo pasé realmente bien, aprendí un montón, y eso, en estos tiempos de uniformidad cultural y de aburrimiento con mayúsculas, es toda una aventura.



3 comentarios:

  1. Las he visto en pleno centro de ciudad atacar a palomas descuidadas...Son la leche.
    Saludos.

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    1. Son supervivientes, en el término literal de la palabra, y eso me encanta, tienen mi total admiración.

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  2. Yo las he visto tragarse un gorrión vivo en el parque, impresiona, pero en la naturaleza no hay lugar para la ternura.
    Respeto que no sean de tu devoción, Ángeles, por suerte tenemos cientos de especies para disfrutar, como le comentaba a César Fdez. ayer en su blog, yo odio a las arañas, sé que soy irracional, pero cada uno tiene sus gustos, y hay que respetarlos, no pasa nada.

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