El morito como nunca antes

Es un lujo tener aún a los moritos (Plegadis falcinellus) por Gijón, pudiendo seguir sus evoluciones casi por cualquier punto del concejo, allí donde haya agua.

Pero si además tienes algún ejemplar como este que os saco, especialmente aventurero, que no se asusta de la presencia humana, eso ya no es un lujo, es un milagro para la vista.










Cuando lo vi desde lejos, fui acercándome y sacando fotos, pensando que (como sería lógico), se marchase enseguida.
Pero no se fue, y cuando llegué a la valla, apoyé tranquilamente el tele, y allí ya me relajé.








Y es que la mayoría de las aves ganan en la cercanía, pero esta en concreto, merece la pena verla muy de cerca, por una simple razón: ¡qué colores!
No se sabe si las plumas son marrones, verdes, negras, violetas...cambian con la luz, y resultaba mágico ver al morito evolucionar tranquilamente, buscando alimento sin que nada ni nadie lo molestase.




Fue realmente emocionante poder disfrutar al 100% de un ave que hace un par de meses ni nos hubiésemos creído que pudiese establecerse en Asturias durante tanto tiempo, y con tanta cantidad de ejemplares.









A este bicho solo le faltaría ser el doble de grande (es relativamente pequeñito) para ser superlativa, el tamaño tan recogido hace que a distancia no se aprecie bien la majestuosidad y elegancia al caminar de este ibis.







Finalmente, una humilde opinión: el castellano no es una lengua que trate bien a las aves. MORITO no dice nada, no describe nada, suena mal y políticamente incorrecto, y no ayuda a hacerse una idea de la belleza especial de esta maravilla.
Comparémoslo con el inglés: GLOSSY IBIS, "Ibis lustroso".

¡No hay color!

Dudo mucho que tenga otra oportunidad de encontrar a este ibis tan cerca nunca más, así que me fui con una amplísima sonrisa.
La ornitología, combinada con la fotografía, da muchos disgustos, muchos madrugones, muchas decepciones.
Pero cuando ves estas fotos en la pantalla lo das todo por bueno.