El domingo 13/11/11, de Zeluán me fui al Cabo Peñas. Unos ornitólogos amigos me habían dado indicaciones precisas de cómo localizar a un escribano nival (Plectophenax nivalis), me sobraba tiempo, y además me apetecía seguir probando el nuevo objetivo corto, así que me fui para allí.
Nada más llegar allí, me lo encontré. Soplaba un viento del carajo, así que pude observarlo un rato, pero las fotos salieron todas movidas.
No podía ser de otra manera, ya que arreciaba un viento Sur de lo más molesto.
Las plumas del escribano se movían como peluquín barato, y yo tengo vértigo a las alturas (sí, lo confieso), y aunque la posibilidad era remota, las rachas de viento me empujaban al abismo, así que le saqué 4 malas fotos de recuerdo y me retiré.
Un pájaro precioso, espero que se quede el invierno por aquí.
Entraban los túrdidos y los bisbitas por cientos, a toda velocidad, llegaban, se posaban y volvían a despegar, no quise molestarles con la presencia intimidatoria de mi teleobjetivo nada más tomar tierra, pero creedme, llegaron cientos.
El que está más que acostumbrado a las fotos es el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) local, que posó tranquilo.
Después me dediqué a retratar el cabo, el Norte del Norte de la Península Ibérica, una maravilla con la luz extraña del horizonte negrísimo que contrastaba con el Sol de tierra.
Un paisaje que impacta.
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