Con la abundancia de insectos por todas partes en el mes de agosto, el cielo estaba gloriosamente saturado de aves especializadas en su captura al vuelo.
En casi cualquier cable descansaban 2 especies de golondrina que rara vez se ven juntas en Asturias.
Por culpa de la golondrina dáurica (Cecropis daurica), que en Asturias tiene una presencia muy puntual, en Cádiz la vi, en menos número que la común, pero muy extendida.
Aunque tiene una línea parecida a la común, es fácil fijarse en unos detalles muy distintivos, aparte de su manera de volar, muy elegante y particular. En primer lugar, como se medio ve en estas malas fotos (el dichoso contraluz), la dáurica tiene, detrás del ojo, una mancha de color anaranjado.
La golondrina común (Hirundo rustica) tiene, en cambio, la mancha netamente roja, y por delante (no detrás) del ojo.
Y otros 2 detalles definitivos que se ven muy bien en vuelo: la golondrina dáurica tiene una gran mancha del mismo anaranjado que la cabeza, en el obispillo, mientras la común no tiene mancha y es negra uniforme en su dorso.
Y la cola, por debajo, en la región anal tiene el diseño opuesto: negra en la dáurica, y blanca en la común, se puede ver algo de eso en las fotos.
De los vencejos, abundantísimos, se pueden ver 5 especies diferentes en Cádiz, yo pude ver 2, aunque por momentos creí ver 3, ya que estas fotos de vencejo pálido (Apus pallidus) creí, sobre el terreno, que eran de un vencejo cafre.
Al verlo desde abajo, y bajo un potente sol, la extensión de la mancha gular en la garganta parecía mucho mayor. Y las brillantes alas parecían de bordes blancos, como el cafre. Fue impresión mía favorecida por el Sol, en realidad es el efecto de la luz que hacía las alas traslúcidas.
Lástima, porque me hubiese gustado encontrarme a los cafres.
Todo un reto fotografiar a los vencejos en vuelo. Estupendos avistamientos y entrada Saludos
ResponderEliminarReto del que no salí muy bien parado, seguiremos intentándolo, un saludo, Miguel.
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