Me fui muy temprano al puerto de Luanco. Hacía
frío pero el día estaba estupendo. Buscaba a unas aves en blanco y negro, las
alcas (Alca torda). Y las encontré, pero las muy cabritas se metían entre los
barcos a una distancia insalvable, y no hubo manera de sacar una buena foto.
A la que sí pude disfrutar fue a esta ave
preciosa, que no tenía mucho miedo de mí, compartimos unos minutos deliciosos.
Se trata de la variedad enlutada de la lavandera blanca (Motacilla alba
yarrellii).
Salida del Sol sobre la Campa Torres, mucha
tranquilidad...momentos idílicos...pero si miramos un poco más en profundidad,
vemos (la lavandera enlutada y yo) que no es oro todo lo que reluce, aunque
ayude la luz dorada que nos viene desde el Naciente.
Esas bolas de color rojo, que ahora abundan
por toda la costa, sirven de medio de transporte y conservación para los cebos
que usan los pescadores, y por desgracia se ven en todas partes.
Pude comprobar que la lavandera no se las comía, pero en todo caso, no deberían estar todos los puertos, calas, ensenadas y playas asturianas llenas de estas dichosas bolitas rojas.
Soy de familia de pescadores, yo mismo pesqué
algo de joven, pero algo que nunca entendí es que amando como aman los
pescadores a la mar, algunos la maltraten de esta manera.
Lo consulté con mi padre, pescador experto, y
me dice que él hace tiempo que ya no va a los puertos a pescar. En parte porque
en muchos de ellos la propia constatación de la suciedad que ocasionan los
pescadores irresponsables hace que esté prohibida la pesca y se les sancione a
todos, a los que ensucian y a los que no.
Y en parte porque está harto de decirle a los
que ensucian que es una gochada, y que se lleven la porquería a casa, y de aguantar
los bufonazos que le soltaban determinados individuos cuando no estaban de
acuerdo con la situación, así que ahora se va a sitios inaccesibles a pescar.
Yo tiendo a pensar que, como en todos los
colectivos, hay gente buena y gente mala, y que la gente buena ya no puede
aguantar a tanto idiota al lado y se larga.
Es triste, pero por desgracia, sucede en todas
partes, a todas horas: los que se largan son los que no aguantan más la
situación, y eso no está bien.
Vaya, ya no me parece tan idílica la salida
del Sol...ese es otro problema de la gentuza: que lo joden todo, hasta las
ganas de salir de casa.
Esta entrada va por los avasallados que tienen
que soportar a estos personajes indeseables.
Un poco de paz para ellos.
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