jueves, 16 de febrero de 2012

El Sablón (II): Tsunami de madera.

Os decía ayer que la playa del Sablón es superpaseable y supervisitable en cualquier época y circunstancia, pero una de las ocasiones en las que os podéis encontrar un fenómeno natural único, es tras una riada en Asturias.
Y digo en Asturias porque el río que desemboca aquí al lado es el Nalón, que junto a su afluente el Narcea drenan a más del 50% de Asturias, y tras lluvias abundantes, como las de la semana pasada, arrastran a su paso todo lo que haya en las orillas de media Asturias, y unas horas después, con la ayuda de las mareas dominantes en la zona, aparecerá todo en la playa del Sablón.

Sin ser tan grande como la riada histórica del 2.010, que dejó la mayor cantidad de madera que se recuerda en siglos, la riada de este año deja una franja de más de 5 metros de ancho y 4 kilómetros de longitud, con troncos de más de 20 metros de largo, ¡y eso es mucha madera!

Aún hay inmensos troncos en la playa que quedaron de otros años, en zonas inaccesibles para los medios mecanizados que limpian la playa tras cada temporal, y que sirven en verano de asiento, de tobogán para los niños o de referencia visual.

Sería un buen experimento dejar esta madera en su sitio e impedir que los camiones se la lleven al vertedero, ver cómo evolucionan las dunas con el apoyo de la madera, y cómo la descomposición natural por los xilófagos atrae a las comunidades de insectos, y estos a las aves.
Sería interesante si la materia base que llega a las playas se pareciese a esto:




Pero por desgracia, en muchos tramos se parece más bien a esto otro:









Quizás cuando dentro de unas décadas este país de gochos se decida de una vez por todas a ser civilizado, no echemos las basuras al río, y sí se pueda dejar lo que trae la riada en la playa, pero a fecha de hoy, en una semana se lo habrá llevado todo el Ilustrísimo Ayto. de Castrillón a COGERSA, con buen criterio.
Sigamos soñando y haciendo poemas visuales al respecto...










Afortunadamente había 1/2 docena de familias, algunas con claro color local, otros con aspecto muy humilde, cargando troncos sin parar en sus furgonetas y remolques, aprovechando un regalo inesperado en forma de buena leña gratuita y de excelente calidad que les servirá para pasar este invierno un poco más calientes. Si yo tuviese chimenea (uno de mis mayores deseos desde niño, porque era muuuuy pobre y pasaba mucho frío en la infravivienda sin calefacción ni agua caliente que habitábamos) desde luego me hubiese llevado unos tronquinos a casa.
A cambio, construimos una escultura en madera, nos quedó chula, papá pudo presumir de estar fuerte aún (casi se me sale una hernia por el hígado pero apenas se notó, je, je...) y mientras comíamos felices el bocata el paisaje se hizo más y más hermoso por momentos. Momentos muy felices, creedme.




3 comentarios:

  1. preciosa ultima foto, muy currada la escultura......igual la dejan alli,je,je
    Saludos camperos.

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  2. Qué va, campero, la tiramos a troncazos entre carcajadas del cahavl (no hay como el humor primitivo).
    Si le caía a algún curioso encima lo podía hacer cisco (el tronco más alto medía unos 4 metros, para que te hagas a la idea), así que fue una "action", como dirían en ARCO...

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  3. No tanto como en el Sablón, pero hoy he visto los efectos de las riadas en muchos lugares de la costa; lo de la basura es sangrante y cada vez me desquicia más. Saludos

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