Habituados a rarezas y recalajes de aves bien raras, a veces perdemos la costumbre de atender a lo que abunda, pongo algunas aves que normalmente se ven en al menos 2 dígitos en cada paseo, y que son bien guapas de encontrar, empezando una de las más abundantes de ver ahora mismo, el bisbita pratense (Anthus pratensis).
Con permiso de los Richard y de las alondras, su reclamo es de lo más escuchado por estas fechas.
A veces miles, desde el propio cabo, el alcatraz atlántico (Morus bassanus).
También se ven por decenas, las monocromáticas lavanderas blancas (Motacilla alba).
No menos frecuente es toparse con las parejas siempre próximas de tarabillas comunes (Saxicola rubicola).
Los acentores comunes (Prunella modularis), especialmente en el brezal, son abundantes.
No son menos los pardillos comunes (Carduelis cannabina).
Este ejemplar de la foto se nos hacía similar al rarísimo pardillo piquigualdo y durante unos minutos tuvimos ciertas esperanzas. Otra vez será.
La mayoría no dan tantos problemas de identificación.
Una que cada día abunda más es la curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala). Será tontería mía pero juraría que cada año se esconden menos.
De hábitos contrarios, el chochín (Troglodytes troglodytes) es todo un exhibicionista.
Aunque en general, este otoño la estrella fue el pinzón vulgar (Fringilla coelebs), abundantísimo.
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