sábado, 15 de febrero de 2014

Temporal tras temporal (y II): Playa de San Lorenzo.

Lo de la playa de San Lorenzo en estos últimos temporales da para hacer una buena tesis doctoral.
Se supone que con el macroespigón del Superpuerto del Muselón iba a dejar de haber olas y temporales, y la verdad es que no solo ha sido así, sino que al contrario, ha habido más daños que nunca.















Cualquier gijonés de los muchos que paseamos con frecuencia desde críos por el Muro dirá lo mismo: la playa ha cambiado, y la ola también.










Yo tengo visto romper las olas en los escaparates de las tiendas del Paseo (año 1.995), y mi madre, que nació y se crió en las casas de la Escalerona, me cuenta cuando les entraba el agua del mar en el portal. Vamos, que nada nuevo ni del otro mundo.







¿Cuál es la diferencia? Pues muy evidente: Antes las olas batían en dirección a la parte más al Oeste del Muro, y respetaba la zona más al Este.









Con el dragado de la arena que hacía de fondo a la entrada de la Bahía de Gijón, el volumen total de arena es más escaso, y no frena la entrada de las olas, y estas olas ahora rodean el Superpuerto y atacan hacia el Este (lógico), destrozando zonas no tan protegidas, y a donde antes prácticamente no llegaba el mar salvo con mareas vivas.





Así, en la zona central del Muro, se aprecian los basamentos del Muro, y las grietas y desconches del propio muro en sí son brutales, y demuestran hasta que punto esta zona ha sido castigada en los últimos tiempos, y sospecho que lo seguirá año tras año.


En todo caso, donde más se ha demostrado este efecto del cambio de la dinámica del flujo de ola en San Lorenzo ha sido en las zonas del Tostaderu y del Rinconín.













La desembocadura del río Piles ha cambiado por completo, y ya no se parece en nada a lo que todos recordamos, de seguir así el Puente del Piles va a ser un elemento decorativo más.








Después del temporal, con el amanecer, el panorama era desolador, con toneladas de tierra y plantas ornamentales arrancadas de cuajo del paseo por las olas, y depositadas a cientos de metros en los pedreros.





Capas y capas de piedras y maderos de hasta 2 metros de largo desperdigadas carretera adentro dan buena muestra de la altura a la que saltó el mar, y del poder erosivo que está teniendo el mar en esta zona, destrozando los fondos que hasta ahora eran suavemente batidos por las aguas fluviales, pero a las que nunca antes había llegado la fuerza de la ola con tanta fuerza.







En la zona del Rinconín el oleaje siempre superaba el nivel del Muro, pero lo que se colaba era espuma (ver foto de hace unos años), y era más fotogénico que realmente peligroso.








Pero este invierno lo que llegó arriba fueron olas con un poder tremendo. No quiero pensar cómo debió ser el escenario en la madrugada anterior a estas fotos, pero las farolas con base de piedra y hormigón deben pesar centenares de kilos, y varias aparecieron destrozadas.

No es inhabitual que el forjado del Muro aparezca roto y arrojado al mar, suele suceder año tras año.










Pero lo anormal es que claramente el punto de impacto de las olas este temporal superó este límite, y podemos asegurar que al menos parte de las olas rompieron directamente en tierra, erosionando la zona colindante a la carretera, y detrás de la carretera está una zona construída en su totalidad, lo que no augura nada bueno para años venideros.


La altura del agua superó al menos los 2 metros por encima del nivel de defensa del litoral en esta zona, ya que parte de las farolas aparecieron rotas en su ápice, algunas derribadas.








Bueno, resumiendo, como diría el otro, en dos palabras, im-presionante.










Podemos decir que es el cambio climático, que es inexorable, y que anegará sin duda gran parte del litoral primero en temporales, y a finales de este siglo sin duda, porque hay están los estudios, de manera definitiva, las zonas bajas de la costa cantábrica.
Podemos decir que ha sido la tormenta perfecta: lo fue, ya que se juntaron vientos de más de 100 kms/h con un flujo de temporales seguidos inusualmente frecuentes, y  con unas mareas vivas de un coeficiente desmesurado. Vale.


Pero yo digo también que cuando se construyó el Superpuerto, y lo doy como ejemplo de cientos de construcciones que se han perpetrado en nuestras costas, se llamó de todo menos bonito a los grupos ecologistas por avisar del cambio que iba a haber en las mareas, en las olas y en el depósito de arenas por culpa de tan colosal proyecto.
Y ahí lo tenemos: una superpuerto vacío, que nos costó miles de euros a cada contribuyente, mientras las políticas sociales, de vivienda, de sanidad, de regeneración social, en definitiva, las importantes, eran vapuleadas al grito de “no hay presupuesto”.
Y este es un puerto que puede, ojalá no, matar a la gallina de los huevos de oro del turismo de aquí a nada, porque por mucho que ahora (siempre sucede así, y es un segundo error aún más horroroso) se empiece a hablar de traer arena de fuera, de crear espigones artificiales, en definitiva, de transformar una playa milenariamente sana, un ecosistema vivo, en una enorme arenero para gatos en la que poner y quitar arena a ritmo de contrata.


Y aún digo más, y con esto termino: hay políticos con puestos aún de alta responsabilidad y con sueldo desorbitado que en su día , con todos los informes de los técnicos en contra, quisieron ampliar otro kilómetro mar adentro el Superpuerto, con lo que el resultado hubiese sido un disparate para los siglos de los siglos. Y si no lo hicieron no fue porque se diesen cuenta o se les encendiese la bombilla de la inteligencia: fue porque no les dejaron. Ahí lo dejo.



5 comentarios:

  1. Excelente entrada y muy didáctica. Esta claro que algo ha cambiado en Gijón, tus fotos no dan lugar a dudas.

    Saludos desde León

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    1. Hoy, con mucho menos temporal, seguían saltando las olas por encima del mismo tramo ya destrozado, pinta muy mala solución.

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  2. Esos políticos necesitan al menos una chirigota como la de Cádiz....

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    1. Lo que necesitaban es irse al paro una temporada y ver un poco de mundo real, pero...

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  3. Da pena y también miedo..... Un saludo

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