


Ya empiezan a lucir sus mejores galas y pronto los invernantes, como estos cucharas europeos y ánades azulones (Anas clypeata / platyrynchos) nos abandonarán tras el largo invierno.

Los que por desgracia no se acaban de ir nunca, y siempre toman el Sol despreocupados, día tras día, por mucho que se intente erradicarlos, son los galápagos de orejas amarillas (Trachemys scripta scripta), que han sustituído, por un vacío legal, a sus congéneres de orejas rojas, en las tiendas de animales, y en nuestros ríos y lagos. Ayyyy.
Ánimo, Fénix, esa fiebre pasará pronto. ¿Sabrás algo de un porrón moñudo que se dejó ver a mediados de diciembre en el Piles y luego no lo volví a ver más?. Cuídate.
ResponderEliminarBuf, ¡qué ganas de salir de casa!
EliminarSería seguramente el moñudo que se vio estos meses por el Parque isabel, el único el pobre, porque este invierno no se vieron apenas porrones, algo inédito en décadas.
Como ves, tu blog y algunos otros, tienen efectos terapéuticos... ¡Que te mejores! Un saludo.
ResponderEliminarBueno, al menos distrae de la fiebre un poco, gracias por los ánimos.
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