Y terminamos con los bichos (el viaje prosiguió pero en otros términos) con el fondo de la Bahía de Santoña, en Colindres, fue una maravilla, con cientos de limícolas.
Primero fuimos a buscar a los gorriones molineros (Passer montanus) de las instalaciones deportivas, nunca fallan.
En la zona de los embarcaderos, una sorpresa en forma de cisnes vulgares (Cygnus olor).
Media docena, había.
Muchos silbones europeos (Anas penelope), como es habitual en esta zona.
Tres tarros blancos (Tadorna tadorna), muy lejanos.
Un cormorán grande (Phalacrocorax carbo) sesteando.
También ánades rabudos (Anas acuta).
Un precioso paisaje al fondo.
La cercanía humana no parecía molestar demasiado a las espátulas (Platalea leucorodia) y a las garzas reales (Ardea cinerea).
La garceta grande (Ardea alba) sí se mantenía muy lejana.
Todo fue a mejor cuando apareció en un lance de caza el aguilucho lagunero (Circus aeroginosus).
Las aves se refugiaron en la orilla, justo donde estábamos nosotros, a unos pasos: andarríos chicos (Actitis hypoleucos)...
...archibebes claros (Tringa nebularia)...
...zarapitos trinadores (Numenius phaeopus)...
...ostreros (Haematopus ostralegus)...
...chorlitos grises (Pluvialis squatarola)...
...zarapitos reales (Numenius arquata)...
...vuelvepiedras (Arenaria interpres)...
...y lo más destacado, cientos y cientos de correlimos comunes (Calidris alpina)...
...entre los que se mezclaban un par de ejemplares de correlimos tridáctilo (Calidris alba).
Mejor imposible para finalizar la jornada de prismáticos.
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