Aunque me estoy perdiendo por motivos justificados la segunda mitad del paso de aves por Zeluán, sí que me dio tiempo antes de cascar a pasar un par de veces por Llodero y ver algunos bichos interesantes, todavía en pequeños números.
Por ejemplo, un ostrero (Haematopus ostralegus).
Algún jovenzuelo de correlimos gordo (Calidris canutus).
Varios correlimos zarapitines (Calidris ferruginea).
Rodeado de muchos correlimos comunes (Calidris alpina).
Varios grupos de agujas colipintas (Limosa lapponica).
Y todavía pasaban zarapitos trinadores (Numenius phaeopus).
Ya estaban instalados los archibebes claros (Tringa nebularia) que pasarán el invierno con nosotros.
Algunos archibebes comunes (Tringa totanus).
Y andarríos chicos (Actitis hypoleucos) por todas partes.
Un poco como los chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula).
Pasaron varios charranes, el más abundante, el charrancito (sternula albifrons). De lo pequeño que es este juvenil nos damos cuenta por lo enormes que parecen en comparación las reidoras que tiene al lado.
De gaviotas, van pasando, aún llegaban gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridubundus) juveniles.
Y las primeras gaviotas cabecinegras (Larus melanocephalus).
Vuelven los gaviones atlánticos (Larus marinus) invernantes.
Y un invierno más, la gaviota argentea (Larus argentatus) de ojos bicolores.
Y las garzas reales (Ardea cinerea), siempre de mal humor.
Al contrarario de los discretos y bientomados cormoranes moñudos (Phalacrocorax aristotelis).
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