Una de ellas estaba perfectamente, y hacía cosas de colipintas...
...correr río arriba y abajo...
...localizar presas...
...y después de meter el pico, comérselas.
La otra, por desgracia, estaba muy parada, y no paraba de rascarse un lado de la cabeza.
No tardé mucho tiempo en darme cuenta de lo que le pasaba a esta pobre.
No sólo tenía una buena abrasión en el lado derecho de la cara, es que literalmente le faltaba un ojo.
Desconozco las razones, si es enfermedad, un lance de algún depredador (pienso en el halcón peregrino), o un perdigonazo...a saber...la cuestión es que aunque la selección natural actúa siempre, da mucha pena ver un ave tan hermosa y tan escasa en estas condiciones.
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