Avisado por Laure y Yoli, la busqué un par de veces, pero la insistencia de tanto fotógrafo ante tal sorpresa en el parque me impidió verla en condiciones. Una vez que entendí que tendría que madrugar para evitar presencia humana, llegó el éxito.
Aunque la luz del amanecer no es precisamente la mejor, con la tranquilidad y confianza mutua con este ejemplar pude disfrutar durante mucho mucho tiempo de la presencia de esta gran garza a la que había visto varias veces, pero siempre muy lejos.
A media docena de metros y en total silencio, pude observar perfectamente y al detalle las características que diferencian a esta garceta de la mucho más abundante y confiada garceta común (Egretta garzetta).
Tremendo el pico de la garceta grande, con el que pudo asaetear uno tras otro ejemplares de gambusia.
El color de pico y piel alrededor del ojo en nada recuerdan a la garceta común, y las curvas del cuello son muy pronunciadas, casi inverosímiles.
Aunque es del tamaño aproximado de una garza real, el porte es mucho más elegante y menos atemorizante, más silenciosa y desde luego fue un placer poder verla tan concentrada. Ojalá vuelva muchas veces, y con compañía de su misma especie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me encantan tus comentarios, y además los necesito, pero para evitar los ataques de orcos, trols y pesadiellos, me veo obligado a moderar. Si formas parte de la buena gente, tu comentario saldrá seguro.