La propia playa de Aramar es un espacio muy poco frecuentado, con una carretera bastante terrorífica, pero que luego tiene una pequeña área recreativa y grandes posibilidades para los paseos.
Con marea baja se multiplican sus alicientes, y se puede acceder fácilmente a varios pedreros y playas aledañas, todas igual de vacías, paseables y perfectas para sentarse y pensar.
Si nos vamos hacia el este, tenemos la siguiente playa, la playa del Carmen.

Una vez llegados a ella, ahora en primavera está en su máximo esplendor.
Desde la isla, una vista preciosa de la Bahía de Luanco.
Y el premio, para los más inquietos, de unos fondos marinos preciosos, unas aguas transparentes y un buen trampolín.
Como casi siempre, estas playas tan coquetas solo se dejan visitar correctamente a principios o finales del verano, en julio y agosto...bueno, como en todas partes, demasiada gente.
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