Dejo para el final al limícola habitualmente más frecuente y masivo, el correlimos común (Calidris alpina), que esta vez, o no pasó por Zeluán, o pasó cuando estábamos tomando el café, porque ni idea de dónde se metieron.
Aunque se vieron por cientos, no tapizaron la ensenada como otros años.
Y donde otros años se veían cientos de correlimos comunes juntos, este año se les vio dispersos y erráticos.
Y muy mezclados con otras especies.
En fin, espero que sea un simple problema metodológico, y no el declive fuerte que parece constatar el seguimiento del paso de este año en esta especie tan simpática.
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