Bueno, seguimos donde lo dejamos, caminando por la Providencia, y pongo aquí un clásico de estos meses de la primavera: la lavandera boyera (Motacilla flava iberiae), en versión hembra.
Y en versión macho. El cambio del color del amarillo salta a la vista...
Aunque había bastantes ejemplares, esta vez no me topé con ninguna de la raza flava, o flavissima. Quizás demasiado tarde ya.
Contrastan sus colores con los del abundantísimo mirlo común (Turdus merula).
Todos disfrutaban de la espesura del matorral, ya fuese de los autóctonos y pinchudos tojos (Ulex europaeus).
Y zarzamoras (Rubus sp.).
O de los ornamentales pero también útiles para dar cobijo a las avecillas azahar de China (Pittosporum tobira), el cual por desgracia, en algunos lugares es auténtica plaga.
O el también oriental evonimo japonés (Euonymus japonicus), muy extendido, y que por extrañas razones se prefiere al autóctono evonimo (o bonetero) europeo (Euonymus europaeus), que es precioso, en especial cuando produce sus frutos, los "bonetes".
El Sol pegaba fuerte, la niebla en el mar daba una luz de lo más alucinante, me recordó a mi visita a Capri, en Italia...
Seguimos paseando, cada vez más rodeados de jubilados, que bajan de los autobuses de mundo senior para ver Gijón desde el monumento-mirador del parque de la Providencia, y que alivian sus castigadas próstatas delante de todo el mundo como colegiales, con sus ropajes surrealistas y a voces, claro.
Le hice un somero repaso a mi esposa de lo que significa la ancianidad en otras civilizaciones, me paré, por mis conocimientos de antropología, y por tanto arbusto exótico, en Japón, y comparando lo que iba relatando con lo que íbamos viendo (y oliendo), se nos cayó el alma al suelo, la vejez en España es un asco y por desgracia, da asco en ocasiones.
Colirrojos tizones (Phoenicurus ochruros) en cada curva de subida, ya cerca del final, en este caso, creo que una hembra.
En este parque hay una colonia de estorninos negros (Sturnus unicolor) muy activa en la cría, pero aún así me sorprendió lo grandotes que están los jóvenes del año.
Petirrojos (Erithacus rubecula), abundantes, aunque se nota que no es su hábitat favorito, hay más en zonas con más árboles.
Y terminamos en verde...verderón (Chloris chloris), varios en el camino, con su canto fuerte y rotundo, un poco hosco...
...y verdecillo (Serinus serinus), muy activo, en la tierra firme...
...y sobre todo en los posaderos, siempre dando el cante, en los lugares más insospechados. Esta primavera estoy viendo muchíiiiisimos.
Pues nada, terminó el paseo, que fue una delicia...la próxima entrada dejo un poco los pajarillos y vuelvo a mis amadas gaviotas, que las tengo bastante olvidadas.
Dirás lo que quieras, pero el último paisaje con tonos sepia me gusta más que el otro.
ResponderEliminarSaludos.
Para gustos hay colores, a mí me gusta menos porque tuve que borrar 2 jubilatas con gorra del ALSA que desentonaban un poco, y se nota en la foto...
ResponderEliminarMe ha venido, en automático, a la cabeza, el día de la Caja de Ahorros en la Feria de Muestras...(por eso de la gorra del Alsa) allá llegaremos, je, je.
ResponderEliminarUna alegría los Verdecillos, que llevo el año en 0 patatero...
El día que no regalen la gorra, los jubilados queman la feria...
EliminarPues por aquí verdecillos hasta al abrir la puerta de la nevera, muchos pero muchos muchos.
Me alegro que te guste, Ángeles
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