Un invierno más, volvió Cipriana, la gaviota esquimal (Larus thayeri).
Aunque ya son varios los inviernos que aparece por las proximidades de San Cibrao, cada vez que tuve la oportunidad de verla me dio un vuelco al corazón.
Es una rareza absoluta, y aún no entiendo porqué cada invierno sigue manteniendo esta ruta de invernada tan extraña, pero nadie se cansa de verla.
Ese pico amarillo limón, las patas casi violetas, la boa de plumas alrededor del cuello...y este año, que iba armado con la p900 pude sin necesidad de acercarme, ver ese iris color miel tan extraño, nada que ver con ninguna gaviota que se pueda ver en Europa.
Por no hablar de esas primarias, desde luego una gaviota que hay que ver al menos una vez al año...
Este invierno San Cibrao no me deparó nada de particular dentro de su habitual gran catálogo de gaviotas...
...salvo Cipriana, que ojalá siga volviendo muchos inviernos más. Compensa el viaje.
¡Qué guapa está Cipriana! y qué bien la has sacado!
ResponderEliminarUn saludo desde León
Cada año más guapa, la echaremos de menos hasta el año que viene, saludos.
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