viernes, 17 de abril de 2015

Por los Puertos de Marabio (I): La ruta.

Este finde volví a la montaña, de donde nunca debí salir, pero la vida a veces te lleva por caminos que te alejan de tu hábitat natural.
En concreto volvimos a mis queridísimos puertos de Marabio, una zona de media montaña entre los concejos de Yernes y Tameza y Teverga.
A hecer la ruta entre la Ermita de Santa Ana y la Padiella, o Peña Sala, según la terminología local o la oficial.



Ruta facilona y que en menos de hora y media de ascensión te planta en una balconada difícilmente superable en cuanto a vistas y tranquilidad.










Salimos desde la tranquila Ermita de Santa Ana, en la zona sur de los Puertos de Marabio, teníamos nuestro objetivo (la montaña más a la derecha de la foto) a la vista.

Primero debíamos rodear la peña del Cuervo, e introducirnos por un pequeño valle escondido que ya era una antesala de las maravillosas vistas que nos esperaban. Desde aquí veíamos a placer los redondos y fáciles, ya ascendidos hace años, picos Caldoveiru y L'Obiu.


A sus pies, los famosos y protegidos (en teoría) Puertos de Marabio, una gozosa sucesión de hondonadas kársticas, donde el paisaje calizo hace de las suyas en un pequeño caos de sumideros, dolinas, jous y pequeñas cumbres.



Y si es un milagro para la paz de espíritu y el disfrute paisajístico, no lo es menos para el ganado, que abunda en estas vegas, ya sea en su forma caprina...









o bovina.












Con el Sol que hacía, y a mediodía, imposible adivinar la riqueza de mamíferos salvajes de este espacio natural, que tuve el placer de ver en directo a otras horas hace muchos años, cuando no llegaba la carretera aquí, pero para el que tenga un poco de vista, no resulta difícil ver los rastros de 2 de las especies más frecuentes y características: el lobo (Canis lupus), el que se come al jabalí (Sus scrofa). había muchos rastros de los dos, en forma de excrementos del primero, ya sea en la versión que os pongo aquí (pelo), como en la versión huesos.

Según subíamos, empezaban las vista a lo grande, especialmente de la zona del Aramo y sus sierras satélites. (Ver en grande)

Pero no fue hasta que coronamos que no llegó el gran regalo de algunas de las mejores vistas de Asturias...eso lo dejo para la próxima entrada.

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