Aunque son un objetivo fácil (demasiado fácil), no me puedo resistir a echarle unas fotos a un macho de ánade azulón (Anas platyrynchos) cuando la luz del Sol saca los mejores brillos de su plumaje.
Si fuesen menos abundantes, valoraríamos como es debido esos tornasolados. Esa cabeza, según cómo le pegue el Sol, parecerá negra, verde o azul. Pura magia.
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