Hoy, esta vez de camino a Oviedo, volví (al final de la mañana) a disfrutar de la maravilla de la nieve en cotas bajas, del sonido de los pies en la nieve y del silencio del paisaje nevado, sin moverme de mi lugar de trabajo.
Pero también sufrí la incomodidad física de permanecer 2 horas y media en el coche para recorrer 30 kilómetros de autovía, y sobre todo, la incomodidad psicológica de ver cómo a estas alturas de siglo una vía de alta capacidad se colapsa con menos de 3 centímetros de nieve.
Seguimos en el 3er Mundo, pero los gestores que hacen que estas cosas siempre salgan mal y de manera chapucera e improvisada siguen cobrando sus sueldos de 1er Mundo, y creyendo que lo hacen bien.
Caminamos hacia la excelencia
Tienes toda la razón... Ayer se suspendieron las clases en la Universidad y por supuesto en muchos colegios.Esto es de locos.
ResponderEliminarNo me gusta la nieve, y la he vivido y disfrutado en Avila,pero hay que ver los destrozos que su peso ha hecho sobre montones de árboles. Un saludo
La nieve no es para las ciudades ni para el ritmo moderno, mucho menos en un país que no está acostumbrado a ella.
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