La semana pasada anduve pasando lista por el Parque Isabel de Gijón, sobre todo a mis queridísimas gaviotas, y mientras estaba con un ejemplar especialmente hermoso, empezó a chillarme, a menos de 3 metros de distancia, un macho de carbonero común (Parus major).
Me dije a mí mismo algo así como "coño, míralu qué gallu", pero tampoco le di demasida importancia, le saqué un par de fotos entre las ramas, y seguí buscando con los prismáticos a mi gaviotita.
Pasado el mosqueo inicial (la gaviota resultó ser un ejemplar excepcionalmente bello de gaviota patiamarilla (Larus michahellis), mirad qué dobles anclas en el plumaje), seguía con los chillidos iniciales en la oreja derecha por parte del "chisgarabís".
Estaba claro que el carbonero no solo no me tenía ningún miedo, sino que aparentemente trataba de llamar mi atención.
Y tal cual, fue empezar a hacerle caso, y saltar del árbol a un posadero más cómodo y con la luz adecuada, así que aunque la luz de la madrugada no era la mejor, no salieron malas fotos después de todo.
Mea culpa, amigo carbonero: a veces doy demasiada importancia a las gaviotas y menos a aves tanto o más interesantes, como los simpáticos páridos, de los que hay 3 especies (y media, si contamos a los primos hermanos los mitos) en este parque y que pocas veces roban una foto, a pesar de su elegancia: intentaré corregirlo.
Un carbonero reivindicativo, como tiene que ser; la Gaviota es realmente guapa. Saludos
ResponderEliminarSí, hoy ya me acordé de él y saqué más fotos a los paxarinos.
EliminarQuien sabe, tal vez necesitaba compañía...Muy bonitas las fotos.
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